La motivación política que lleva a China a acercarse a América Latina
se manifestó hace casi una década durante la visita del entonces
presidente, Hu Jintao, a la cumbre de APEC en Chile (2004) y las visitas
a Brasil, Argentina, Cuba y otros países. Con cada visita las
prioridades estratégicas de China se llenaban cada vez más de sentido
estratégico y se hacía cada vez más evidente que además de petróleo y
otras materias primas y el deseo de desarrollar el comercio y la
inversión, Pekín quería impulsar gradualmente su ascenso en la región.
El
comercio de China con América Latina creció
de 15.000 millones de dólares en el año 2000 a alrededor de 200.000
millones en el año pasado. Hace doce años alrededor del 55% de las
importaciones de América Latina provenía de los Estados Unidos. Durante
el año pasado esta cifra se redujo a un tercio. El volumen del
comercio de China con Brasil, Chile y Perú superó el de EE.UU. En el
comercio con Colombia y Argentina, China ocupa el segundo puesto. Entre
uno de los
socios más estables figura
Venezuela. En 2001 Pekín y Caracas acordaron una asociación
estratégica, y hoy en día las dos economías son interdependientes.
Además, China aboga por el establecimiento de un foro de cooperación
China-América Latina.
De 2005 a 2011 China ha concedido
préstamos a los Estados de Sudamérica por más de 75.000 millones de
dólares. América Latina cuenta con muchos de los recursos que necesita
el país más populoso del mundo, como el petróleo venezolano, el cobre
chileno, el zinc peruano o el hierro de Brasil, que están siendo
exportados en grandes cantidades, además de numerosos productos
agrícolas, como carne, pollo, soja, maíz, café y alimentos para
animales.
El comercio y la inversión china se consideran
positivos para América Latina ya que diversifica las fuentes de
financiación. Las economías de Estados Unidos y Europa están de capa
caída desde 2008 y el comercio con China favorece al crecimiento de
América Latina a niveles impresionantes. Cada aumento del 1% en el
crecimiento de China se refleja en un aumento del 1,2% en el crecimiento
de América Latina, calculó el profesor de relaciones internacionales de
la Universidad de Boston Kevin Gallagher en su blog en '
The Guardian'.
China omnipresente
"En general, la cooperación económica con los países latinoamericanos
fortalece la
seguridad alimentaria y energética de China, ofrece grandes mercados
para los productos chinos, y en el futuro puede reconfigurar el espacio
geopolítico en el 'patio trasero' de EE.UU. a su favor", opina el
comentarista político Vladislav Gulévich en un artículo en el sitio
fondsk.ru.
"En
Washington, al parecer, en estas condiciones, sin correr el riesgo de
contrarrestar duramente la penetración de China en América Latina, están
tratando de hacer todo lo posible para limitar el impacto de China y
restringirlo solo a la esfera de la economía, sin permitir que se
extienda a la esfera política. Sin embargo, es poco probable que en el
largo plazo China se limite estrictamente a las relaciones comerciales
con América Latina", explica el experto citando como ejemplo un acuerdo
de concesión de préstamos entre Bolivia y China de 2011 en virtud del
cual además de 300 millones de dólares el gigante asiático suministra
varios vehículos para el Ejército de boliviano y
cooperación técnico-militar. Y Pekín va a continuar con esta política, opina el experto.
Además,
los proyectos de infraestructura de China promoverán no solo la
transformación económica, sino también la política del continente. A
principios de agosto el multimillonario chino Wang Jing reveló detalles
del "proyecto del siglo": la construcción de un
nuevo canal de navegación entre
los océanos Pacífico y Atlántico. El canal, que pasará por el
territorio de Nicaragua, requerirá 40.000 millones de dólares y cinco
años de trabajo. El colosal proyecto también podría ser un impulso para
fortalecer la expansión de China en América Latina.
El Gobierno
de EE.UU. así lo entiende y ya anunció que los inversores
estadounidenses podrían destinar recursos a la construcción del canal.
"Sin embargo, para Estados Unidos será difícil resistirse a China,
que va a América Latina para quedarse. A principios del nuevo año
académico en las universidades de Nicaragua se introducen cursos de
idioma chino, y se abren departamentos de estudios chinos", destaca el
periodista Pável Tarasenko, del diario ruso '
Kommersant'.
Además,
no cesan los rumores acerca de la intención de Pekín de construir una
línea de ferrocarril que conecte los océanos Pacífico y Atlántico.
El
creciente poder económico de China lo condena a buscar mercados más
allá de sus fronteras, lo que no puede no afectar a la primera economía
mundial. Y si hasta hace poco tiempo el área de competición entre China y
Estados Unidos se limitaba a la región Asia-Pacífico, en la actualidad
esta rivalidad se extiende a todas partes: de Europa y Asia hasta África
y América Latina.