4 de mayo de 2014
El Departamento de Estado de los Estados Unidos ha reconocido que la
tripulación del destructor estadounidense Donald Cook quedó seriamente
desmoralizada tras su encuentro con el avión de combate ruso Su-24, que
no transportaba bombas ni misiles, sino únicamente un contenedor con un
sistema de guerra electrónica. ¿Qué otros dispositivos de guerra
electrónica poseen las Fuerzas Armadas rusas?
El pasado 10 de abril, el destructor
estadounidense Donald Cook entraba en el Mar Negro. El 12 de abril, un
bombardero ruso Su-24 sobrevolaba el buque. Más tarde se comentó que la
tripulación del Donald Cook había quedado desmoralizada tras su encuentro con
el bombardero, y algunos medios de comunicación aseguraban que 27 marineros
estadounidenses solicitaron la baja del servicio. ¿Qué fue lo que asustó a la
tripulación del destructor?
El Donald Cook es un destructor lanzamisiles
de cuarta generación perteneciente a la Armada de los Estados Unidos. Su
principal arma son los misiles de crucero Tomahawk, que tienen un alcance
máximo de 2500 kilómetros y pueden llevar cabezas nucleares. En su versión
normal, el buque está equipado con 56 misiles, y en su versión de ataque cuenta
con 96 misiles.
El destructor está equipado con el sistema de
combate de última generación Aegis, un sistema integrado que reúne los medios
de defensa antimisiles de todos los barcos en los que está instalado en una red
general, permitiendo controlar y atacar cientos de objetivos al mismo tiempo.
En sus bordas, el destructor tiene instalados cuatro enormes radares
universales de antena de una potencia similar a la de varias estaciones de
radar. Además de los misiles Tomahawk, en sus lanzaderas universales de proa y
popa figura medio centenar de misiles antiaéreos guiados de distintas clases.
El bombardero ruso Su-24 que sobrevoló el
Donald Cook no llevaba a bordo ni bombas ni misiles. Bajo su fuselaje había
únicamente un contenedor con un sistema de guerra electrónica llamado Jibiny.
Al aproximarse al destructor, el sistema Jibiny se puso en marcha y dejó fuera
de servicio los radares, los circuitos de control, los sistemas de transmisión
de información… En otras palabras, todo el sistema Aegis quedó desconectado
como cuando se apaga un televisor pulsando el botón de un mando a distancia.
Después de esto, el Su-24 simuló un ataque de misiles contra el buque, que
había quedado totalmente ciego y sordo. Y repitió esta acción un total de 12
veces.
Cuando el bombardero se alejó, el Donald Cook
se dirigió rápidamente a un puerto rumano y no volvió a acercarse a aguas
rusas.
Los guerreros del frente invisible
“Cuanto más complejo es un sistema
radioelectrónico, más sencillo resulta interrumpir su funcionamiento con medios
de guerra electrónica”, comenta el director del centro de investigación
científica sobre guerra electrónica y valoración de la eficacia en medios de
reducción de visibilidad de la Academia Aérea Militar, Vladímir Balybin. “Para
poder ganar una guerra moderna no basta con dominar el espacio aéreo. Es
necesario hacerse con la superioridad tecnológica”.
Además del sistema Jibiny, el complejo
industrial militar ruso trabaja en el desarrollo de distintos dispositivos
capaces de descorazonar tanto a las unidades del enemigo como a agrupaciones
terroristas. Las unidades de las Tropas Aerotransportadas
han comenzado a ser equipadas con sistemas Infauna. Instalado en un tanque o en
cualquier otro vehículo militar, este sistema encuentra y aísla la comunicación
por radio enemiga en bandas HF y VHF del espectro electromagnético,
“adormeciendo” sus armas de control remoto. Estas armas llegan a disparar, pero
sólo después de que las columnas de tanques rusos hayan pasado sobre ellas y se
hayan alejado a una distancia segura.
Infauna tiene otra función: los sensores
ópticos instalados en sus laterales detectan los fogonazos de los disparos y
dan la orden de crear una cortina de humo que cubre la columna de tanques del
fuego enemigo.
El dispositivo Lesochek desempeña las mismas
funciones que Infauna, pero es mucho más compacto: se puede llevar en una
mochila o en un pequeño maletín. Con este sistema resulta muy cómodo acudir a
importantes reuniones de negocios, los más avanzados servicios de inteligencia no
lograrán espiar ni una palabra de estas reuniones.
La base de la protección electrónica de las
comunicaciones del ejército de Rusia es el sistema Borisoglebsk-2. Este sistema
cuenta con un punto automático de control y cuatro tipos de estaciones de interferencias
de radio: estas encuentran las fuentes de actividad de comunicaciones enemiga
en el aire y las inutilizan.
El dispositivo Zhítel localiza y bloquea
teléfonos por satélite y celulares, así como sistemas de navegación GPS. Su
eficacia quedó demostrada durante el conflicto en Osetia del Sur, donde
consiguió desorientar a los vehículos georgianos no tripulados.
El reequipamiento de las fuerzas estratégicas
de Rusia con nuevos medios de guerra electrónica avanza a ritmos vertiginosos,
según anunciaba el vicepresidente del gobierno Dmitri Rogozin.
Si en 2020 el
ejército y la flota estarán reequipados en un 70%, todos los dispositivos de
potencial estratégico para la guerra electrónica estarán renovados en un 100%.
“Los medios de guerra electrónica permiten que
nuestras armas inteligentes actúen y las de nuestro enemigo queden
inutilizadas. Esto es algo extremadamente útil”, señala el vicepresidente.
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