Ilustración: La Voz de Rusia
En realidad,
China y Rusia optaron por una táctica parecida, consistente en la
renuncia al máximo del dólar en las cuentas internacionales y, en el
robustecimiento de las divisas propias a costa de la compra de oro.
Moscú estimula las transferencias al exterior en rublos, a la vez que
limita las divisas extranjeras. Pekín, por su parte, está pasando
gradualmente al canje directo de yuan por euro, libras esterlinas y
yenes. China, al mismo tiempo ha aumentado en diez veces las
importaciones de oro, el que actualmente compra mucho más que lo que
produce. Y es que, mientras mayor es la protección del yuan por el oro,
más débiles son las posiciones del dólar como moneda de reserva
principal.
Sin embargo, a juicio de analistas,
este es tan solo el efecto. La causa está en la caída del poder
adquisitivo del dólar, en general, y de la economía de EEUU, en
particular. Debido al crecimiento de la masa circulante de la divisa
estadounidense, en los próximos tres años podría abaratarse en un
cincuenta por ciento. Pekín y Moscú se han visto obligados a
salvaguardar sus monedas frente a tal escenario, razón por la que están
transfiriendo sus reservas en oro.
Russ Winter destaca
que el plan de los aliados es simple: elevar paulatinamente la
convertibilidad del rublo y del yuan y, aumentar su papel en el comercio
internacional, para más adelante postularlos como monedas de reserva.
EEUU, cuya deuda estatal se aproxima ya al 110 % del PIB, lisa y
llanamente no podrá afrontar ese desafío. Aunque, por cierto, el “día de
la victoria” sobre el dólar (el euro y la libra esterlina, además) no
está cerca. Para que el mundo acepte una divisa como de reserva, ella
debe responder a condiciones determinadas, subraya Iván Fomenko, jefe de
departamento del Absolute Bank:
–En
primer lugar, la apertura plena del mercado de divisas y de la
convertibilidad de esa moneda. En segundo lugar, la fiabilidad y la
apertura de los institutos financieros de los países que aspiran a que
sus divisas revistan el estatus de reserva. En tercer lugar, la
secuencia lógica de las acciones de las autoridades monetarias. Y en
cuarto lugar, y lo principal, el deseo de las compañías de pactar
convenios con una divisa base como el yuan.
Analizando
las acciones de Moscú y de Pekín de los últimos años podemos concluir
que, el experto estadounidense no está muy lejos de la verdad. China
declaraba ya en 2009 que, el predominio de una moneda en el mundo
entraña riesgos elevados de propagación de la crisis. Las autoridades
rusas se pronunciaban también por el aumento de la cantidad de monedas
de reserva, e incluso proponían el rublo como una de ellas. El asunto no
quedó en las meras declaraciones. Irán, Angola, Rusia, Sudán y
Venezuela convinieron el pago de los suministros de petróleo en yuanes.
Así, en moneda china se pagan hoy en el mundo cinco millones de barriles
de petróleo al día. A mediados de julio se supo que, el volumen de las
ventas directas en yenes y yuanes se había duplicado, tan solo al cabo
de un año del comienzo de tales operaciones. A partir del 4 de julio,
Singapur comenzó a ofrecer servicios clearing,
de análisis de riesgos financieros, de operaciones en yuanes. En lo que
respecta a Moscú, se desconoce la existencia de acuerdos oficiales con
Pekín sobre apoyo al yuan. Sin embargo, sus medidas hablan del respaldo a
la cotización china, apunta Alexéi Máslov, experto de la Escuela
Superior de Economía:
–Hay
que decir que, el papel de Rusia es más bien técnico, pues, no existe
acuerdo directo alguno entre China y Rusia con respecto al bloqueo del
dólar. Y Rusia, a mi juicio, es tan solo uno de los sujetos en este
grandioso plan de China. Pero, esto conviene a Rusia desde el punto de
vista táctico. En cuanto al punto de vista estratégico, el reforzamiento
de un país como China puede suscitar inquietudes.
Russ
Winter compara el paso siguiente con “la patada a la silla sobre la que
EEUU está parado con la soga al cuello”. Para ello, China y Rusia
necesitan reforzar sus divisas con oro, a lo que se dedican ya como se
indicaba al comienzo. Aunque la mayoría de los analistas considera que,
la “silla” fue hecha en Washington de material sorprendentement e recio,
y para desvencijarla definitivamente se van a necesitar, como mínimo,
cinco a diez años.
La voz de rusia
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