Los bucaneros que solían operar junto a las
costas de Somalia están poco a poco abandonando ese lugar. Este año se
han registrado solo ocho ataques a barcos y dos desvíos. Desde 2006,
éste es el año más tranquilo en términos de piratería, observa el
analista Vasili Gutsuliak, del Centro para el Derecho del Mar:
–Supongo
que es la fuerza de coalición integrada por buques de muchos países,
Rusia entre ellos, la que desempeña el papel protagónico en este
proceso. Están controlando la zona marítima adyacente a Somalia, por lo
que los piratas no se atreven a seguir atacando los barcos que pasan.
Además, la fuerza naval está patrullando la zona inspeccionando todas
las embarcaciones sospechosas. Por otro lado, se han tomado importantes
medidas de carácter legal. La ONU aprobó todo un paquete de resoluciones
que han modificado el Derecho del Mar facilitando la lucha contra la
piratería. Ahora está permitido arrestar los barcos piratas en los mares
territoriales y perseguir a los bandidos en el interior de Somalia.
Esto hace posible la eliminación de sus bases de la manera más radical
posible.
Además de la presencia de buques de
guerra en las zonas peligrosas, muchas navieras contratan guardias para
proteger a sus barcos que pasan por allí. Son profesionales provistos de
armas y equipos necesarios, incluidos los cañones de agua y alambre de
púas que desalientan mucho a los piratas atacantes. Posiblemente,
existen también otras razones de la disminución de la piratería, agrega
el experto ruso Anatoli Kuznetsov:
–Ya se ha dicho
que la piratería no surgió por sí sola. Resulta que los piratas son unos
analfabetos que se bajaron de las montañas y, de repente, aprendieron a
usar lanchas motoras y tecnologías de posicionamiento por satélite.
Algunos expertos opinan que la piratería fue organizada desde unos
centros europeos con fines de lucro. Ahora han decidido suspender este
negocio por tal o cual razón. No creo que los piratas dejaran de atacar
los barcos por voluntad propia.
Entretanto, los
casos de piratería son menos frecuentes no solo frente a las costas de
Somalia. Según datos de la Oficina Marítima Internacional, en el primer
semestre de este año hubo ciento treinta y ocho casos contra los ciento
setenta y siete correspondientes al mismo período del año anterior. Sin
embargo, surgió otra región con problemas para la navegación de barcos
mercantes: el de Guinea, Oeste de África. Obviamente, es imposible
plagar de buques de guerra todo el océano mundial. Se necesitan ideas
frescas y nuevas formas de lucha contra la piratería. Mas todavía no
está claro qué tipo de legislación internacional debe aplicarse a los
casos de piratería. La comunidad mundial debería aprobar unas claras
reglas de juego para los piratas capturados in fraganti: ¿Qué le va a
pasar? ¿Dónde y cómo se lo juzgará? ¿Quién lo mantendrá y lo
extraditará?
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