Aparte de los buques y submarinos
de la Marina de Guerra, participan en los mismos la aviación costera de
la Marina y la aviación estratégica de la Fuerza Aérea.
La Marina ha asignado para los ejercicios más de veinte buques de guerra y auxiliares, tres submarinos, así como veinticinco aviones y helicópteros de la aviación naval. En los ejercicios están involucradas las fuerzas de las Flotas rusas del Norte, del Báltico y del Mar Negro. En el curso de las maniobras los efectivos se ejercitarán, entre otras cosas, en el desembarco en litoral no acondicionado. Según opina el experto en temas militares y director de la revista Natsionalnaya Oborona (Defensa Nacional), Igor Korótchenko, las maniobras actuales persiguen varios objetivos a la vez:
—El
principal de ellos es perfeccionar los hábitos de actuación de las
fuerzas navales en zonas oceánicas lejanas, ensayar las técnicas de
desembarco. En el plano político, se trata del apoyo a Siria. Rusia no
sólo exhibe en el Mediterráneo su pabellón, sino que hace patente la
decisión de garantizar la observancia de las normas del Derecho
Internacional a la hora de dar solución al problema sirio. Pienso que
Occidente debería entender este mensaje.
Una
característica peculiar de los ejercicios es la participación de las
unidades de desembarco: en total, cuatro grandes buques de desembarco.
Es de subrayar que estos dos meses últimos, los buques en cuestión
reiteradamente cubrieron la travesía Novorossiysk – Tartus. En opinión
de expertos, el grupo de buques de desembarco destacado en el
Mediterráneo podría ser utilizado para evacuar a ciudadanos rusos de
Siria, en el caso de agravamiento de la situación en este país. De todas
formas, Igor Korótchenko se muestra convencido de que Bashar Asad es
capaz de tomar bajo su control la situación en el país árabe:
—Desde
el punto de vista práctico, creo que Asad lleva todas las de mantener
la situación bajo control y reprimir el embate del terrorismo
internacional. Con tanta más razón que los sucesos en Malí y en Siria
son de un mismo signo: en ambos casos, la desestabilización es provocada
por el terrorismo internacional. La única diferencia radica en que en
Malí, el oeste combate el terrorismo, mientras en Siria, al contrario,
lo respalda. Es un caso típico de la política de doble rasero.
La voz de Rusia
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