Para el año 2020 habrá ocho de submarinos portamisiles en la denominada
cuadrilla del príncipe “Yuri Dolgoruki”. Con un total de 148 misiles
Bulavá a bordo. Serán la base de la fuerzas estratégicas rusas de
contención. Además, será importante la modernización de los
portaaviones.
En los astilleros Sevmash de Severodvinsk, en la región de Arjánguelsk, tuvieron lugar dos hechos significativos. El primer submarino portamisiles estratégico (RPKSN son sus siglas en ruso) del proyecto 955 clase Borei pasó a formar parte de los efectivos de la Armada el 10 de enero, cuenta con 16 misiles estratégicos Bulavá-30 (SS-NM-30 según el código occidental) a bordo, que portan cada uno entre seis y diez ojivas nucleares, y que pueden desplegar las partes delanteras hacia objetivos individuales. Ha recibido el nombre del príncipe fundador de Moscú: “Yuri Dolgoruki”.
Ese mismo día salió del astillero y se procedió a la botadura del tercer RPKSN, el “Vladímir Monómaco”, y muy pronto va a empezar la construcción del cuarto RPKSN “Sviatítel Nikolái”, un poco más alargado.
El alargamiento del armazón se debe a un único pero importante detalle: el “Sviatítel Nikolái”, y posteriormente los siguientes submarinos portamisiles, no va a tener 16, sino 20 misiles Bulavá-30 de ojivas desplegables en diferentes trayectorias.
Este proyecto ya no lleva el código 955, sino el 955А. Todo lo demás será igual. Si contamos que entre los muros de los astilleros Sevmash se está a la espera de la entrada en servicio del “Alexandr Nevski”, el segundo RPKSN del proyecto 955 clase Borei–, y que el “Vladímir Monómaco”, que acaba de salir de los astilleros, ha empezado las pruebas de navegación y de funcionamiento, entonces durante los próximos tres-cuatro años las Fuerzas Navales Nucleares Estratégicas de Rusia van a abastecerse con cuatro submarinos con 68 misiles a bordo.
Para el año 2020 habrá ocho de estos submarinos portamisiles en la denominada cuadrilla del príncipe “Yuri Dolgoruki”. Con un total de 148 misiles Bulavá a bordo. La Armada va a reemplazar así a los submarinos de misiles estratégicos del proyecto 667 BDR clase Kalmar (Delta III) y 667 BDRM clase Delfín (Delta IV).
En
palabras del Almirante en Jefe de la Armada rusa
Víctor Chirkov,
estas naves serán la base de las fuerzas
estratégicas rusas de contención, al
igual que los submarinos atómicos del proyecto 885M clase Yásen
(el primero de ellos, el APL Severodvinsk, debe
empezar las labores de vigilancia durante el año 2013), los
submarinos atómicos modernizados del proyecto
949M clase Granit (a los que
pertenecía el hundido “Kursk”) y los
cruceros pesados atómicos del proyecto
11442 “Orlán” (el buque insignia de la
Flota del mar Negro es el crucero “Pedro el
Grande”).
En una reciente conversación con periodistas, el almirante señaló que el núcleo de estas fuerzas lo deben formar los portaaviones.
“Junto con el buque dique de desembarco de construcción extranjera (se refiere al francés Mistral) la base de las futuras fuerzas tendrá que ser un portaaviones de nueva generación”.
Aclaró que, a diferencia de los portaaviones pesados de las generaciones precedentes (como el “Almirante de la Flota Nikolái Kuznetsov” ), este va a ser, principalmente, un buque de guerra de gran desplazamiento nuevo y polifacético. Su principal arma será su armamento con o sin piloto (robotizado), que le permitirá actuar por aire, en superficie, bajo el mar y, probablemente, en el espacio. Carácter decisivo para la efectividad de la puesta en marcha de estos buques va a tener la presencia entre sus filas de una unidad de alerta temprana aerotransportada, así como de aviones no tripulados de exploración y ataque.
El Almirante de la Flota ha subrayado que en la construcción de estos barcos no se prevé el simple diseño y construcción de un portaaviones. “Se prevé crear un complejo naval completo de portaaviones, del que formarán parte, además de las naves, bases navales con la infraestructura imprescindible (incluyendo el componente social), aeronaves, un centro de entrenamiento para las tripulaciones de las naves y de las unidades de aviación naval, y otros elementos. Los cimientos para crear el complejo naval completo de portaaviones deberán estar fijados antes del año 2020”.
A excepción de los grandes barcos, el pilar de las fuerzas de superficie de la Armada, tanto en zonas costeras como en alta mar, van a ser, en palabras del almirante, las fragatas y las corbetas de los proyectos 22350, 20380 y sus variaciones, parte de las cuales se está construyendo ahora en los astilleros de San Petersburgo y de Kaliningrado.
“Van a ser sustituidos por naves de estructura modular, equipadas con una amplia nomenclatura de medios robóticos”, ha declarado el almirante. Según sus palabras, en una perspectiva a medio plazo, el destructor del nuevo proyecto se va a convertir en la principal nave de la zona, puesto que posee un gran potencial de acción y de defensa, incluso un considerable potencial antimisiles.
Además, el almirante ha declarado que el primer navío que va a contar con este enfoque será la futura corbeta de vigilancia costera. “Los trabajos de desarrollo de esta nave ya han comenzado. Se planea encomendar a este buque toda una serie de tareas que ahora son realizadas por naves y otras fuerzas y medios en las zonas costeras, a saber: antisubmarinas, antiminas, antibuques, de barreras de minas, de apoyo a tropas de desembarco y a unidades de tierra en avances sobre la costa”.
El almirante Chirkov ha dibujado un cuadro muy interesante del desarrollo de la Armada. Ha dicho que “después del año 2020 se puede pronosticar el paso a la construcción a gran escala de aparatos submarinos autónomos y no tripulados y de sistemas navales robotizados, el desarrollo de un equipo especial de profundidad, que se desplegará preferiblemente desde transportadores submarinos, de distinta nomenclatura y asignación”.
En una segunda etapa (del año 2021 al 2030), “se pretende terminar la fase de construcción e incorporar armamento basándose en nuevos principios físicos, crear futuros modelos de armamento para las fuerzas navales convencionales de la siguiente generación”.
También para entonces deberán entrar al servicio de la aviación naval aviones embarcados de alerta temprana aerotransportada, vehículos aéreos no tripulados con base en portaaviones y el futuro complejo aeronáutico de aviación naval.
En palabras del Almirante de la Flota, “durante ese periodo se va a ejecutar la transición a la aviación pilotada opcional, sobre la base de los sistemas aeronáuticos pilotados contemporáneos, y se producirá el reemplazo de aeronaves del viejo parque aeronáutico por futuros modelos multifuncionales en aerotecnia y en armamento, incluyendo aviones no tripulados”.
Claro que mirar tan hacia delante –más allá del año 2020– es bastante complicado. ¿Conseguirá la industria naval del país cumplir estas tareas?
Es importante que en Rusia se comprenda la necesidad de contar con una Armada potente y efectiva. Y hay esperanza de que el relato del almirante Víctor Chirkov sobre la futura Armada rusa no se quede en un simple sueño.
Rusia Hoy
En los astilleros Sevmash de Severodvinsk, en la región de Arjánguelsk, tuvieron lugar dos hechos significativos. El primer submarino portamisiles estratégico (RPKSN son sus siglas en ruso) del proyecto 955 clase Borei pasó a formar parte de los efectivos de la Armada el 10 de enero, cuenta con 16 misiles estratégicos Bulavá-30 (SS-NM-30 según el código occidental) a bordo, que portan cada uno entre seis y diez ojivas nucleares, y que pueden desplegar las partes delanteras hacia objetivos individuales. Ha recibido el nombre del príncipe fundador de Moscú: “Yuri Dolgoruki”.
Ese mismo día salió del astillero y se procedió a la botadura del tercer RPKSN, el “Vladímir Monómaco”, y muy pronto va a empezar la construcción del cuarto RPKSN “Sviatítel Nikolái”, un poco más alargado.
El alargamiento del armazón se debe a un único pero importante detalle: el “Sviatítel Nikolái”, y posteriormente los siguientes submarinos portamisiles, no va a tener 16, sino 20 misiles Bulavá-30 de ojivas desplegables en diferentes trayectorias.
Este proyecto ya no lleva el código 955, sino el 955А. Todo lo demás será igual. Si contamos que entre los muros de los astilleros Sevmash se está a la espera de la entrada en servicio del “Alexandr Nevski”, el segundo RPKSN del proyecto 955 clase Borei–, y que el “Vladímir Monómaco”, que acaba de salir de los astilleros, ha empezado las pruebas de navegación y de funcionamiento, entonces durante los próximos tres-cuatro años las Fuerzas Navales Nucleares Estratégicas de Rusia van a abastecerse con cuatro submarinos con 68 misiles a bordo.
Para el año 2020 habrá ocho de estos submarinos portamisiles en la denominada cuadrilla del príncipe “Yuri Dolgoruki”. Con un total de 148 misiles Bulavá a bordo. La Armada va a reemplazar así a los submarinos de misiles estratégicos del proyecto 667 BDR clase Kalmar (Delta III) y 667 BDRM clase Delfín (Delta IV).
En una reciente conversación con periodistas, el almirante señaló que el núcleo de estas fuerzas lo deben formar los portaaviones.
“Junto con el buque dique de desembarco de construcción extranjera (se refiere al francés Mistral) la base de las futuras fuerzas tendrá que ser un portaaviones de nueva generación”.
Aclaró que, a diferencia de los portaaviones pesados de las generaciones precedentes (como el “Almirante de la Flota Nikolái Kuznetsov” ), este va a ser, principalmente, un buque de guerra de gran desplazamiento nuevo y polifacético. Su principal arma será su armamento con o sin piloto (robotizado), que le permitirá actuar por aire, en superficie, bajo el mar y, probablemente, en el espacio. Carácter decisivo para la efectividad de la puesta en marcha de estos buques va a tener la presencia entre sus filas de una unidad de alerta temprana aerotransportada, así como de aviones no tripulados de exploración y ataque.
El Almirante de la Flota ha subrayado que en la construcción de estos barcos no se prevé el simple diseño y construcción de un portaaviones. “Se prevé crear un complejo naval completo de portaaviones, del que formarán parte, además de las naves, bases navales con la infraestructura imprescindible (incluyendo el componente social), aeronaves, un centro de entrenamiento para las tripulaciones de las naves y de las unidades de aviación naval, y otros elementos. Los cimientos para crear el complejo naval completo de portaaviones deberán estar fijados antes del año 2020”.
A excepción de los grandes barcos, el pilar de las fuerzas de superficie de la Armada, tanto en zonas costeras como en alta mar, van a ser, en palabras del almirante, las fragatas y las corbetas de los proyectos 22350, 20380 y sus variaciones, parte de las cuales se está construyendo ahora en los astilleros de San Petersburgo y de Kaliningrado.
“Van a ser sustituidos por naves de estructura modular, equipadas con una amplia nomenclatura de medios robóticos”, ha declarado el almirante. Según sus palabras, en una perspectiva a medio plazo, el destructor del nuevo proyecto se va a convertir en la principal nave de la zona, puesto que posee un gran potencial de acción y de defensa, incluso un considerable potencial antimisiles.
Además, el almirante ha declarado que el primer navío que va a contar con este enfoque será la futura corbeta de vigilancia costera. “Los trabajos de desarrollo de esta nave ya han comenzado. Se planea encomendar a este buque toda una serie de tareas que ahora son realizadas por naves y otras fuerzas y medios en las zonas costeras, a saber: antisubmarinas, antiminas, antibuques, de barreras de minas, de apoyo a tropas de desembarco y a unidades de tierra en avances sobre la costa”.
El almirante Chirkov ha dibujado un cuadro muy interesante del desarrollo de la Armada. Ha dicho que “después del año 2020 se puede pronosticar el paso a la construcción a gran escala de aparatos submarinos autónomos y no tripulados y de sistemas navales robotizados, el desarrollo de un equipo especial de profundidad, que se desplegará preferiblemente desde transportadores submarinos, de distinta nomenclatura y asignación”.
En una segunda etapa (del año 2021 al 2030), “se pretende terminar la fase de construcción e incorporar armamento basándose en nuevos principios físicos, crear futuros modelos de armamento para las fuerzas navales convencionales de la siguiente generación”.
También para entonces deberán entrar al servicio de la aviación naval aviones embarcados de alerta temprana aerotransportada, vehículos aéreos no tripulados con base en portaaviones y el futuro complejo aeronáutico de aviación naval.
En palabras del Almirante de la Flota, “durante ese periodo se va a ejecutar la transición a la aviación pilotada opcional, sobre la base de los sistemas aeronáuticos pilotados contemporáneos, y se producirá el reemplazo de aeronaves del viejo parque aeronáutico por futuros modelos multifuncionales en aerotecnia y en armamento, incluyendo aviones no tripulados”.
Claro que mirar tan hacia delante –más allá del año 2020– es bastante complicado. ¿Conseguirá la industria naval del país cumplir estas tareas?
Es importante que en Rusia se comprenda la necesidad de contar con una Armada potente y efectiva. Y hay esperanza de que el relato del almirante Víctor Chirkov sobre la futura Armada rusa no se quede en un simple sueño.
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