lunes, 17 de junio de 2013

La respuesta de Rusia a la “fiebre del Ártico”

Арктика Земля Франца-Иосифа мерзлота северный ледовитый океан лед

Rusia se ve obligada a reforzar su presencia militar en el Ártico para contrarrestar las respectivas actividades occidentales en esa región.

Moscú tiene que tomar estas contramedidas para defender sus intereses geopolíticos. Según expertos, si no lo hace ahora, mañana le costará mucho más alcanzar a EEUU y a sus aliados de la OTAN en la carrera de militarización del Ártico.
Otro motivo para reflexionar al respecto fue la reciente reunión del Consejo del Ártico a nivel de jefes de Estados Mayores Generales. La cita coincidió con una serie de intensas operaciones aéreas rusas en el norte y el noroeste del país y comenzó por una denuncia de Finlandia contra Rusia. Los finlandeses insinuaban que dos aviones rusos sobrevolaron sus aguas territoriales. A su vez, el Ministerio de Defensa ruso aseveró que sus aviones se mantuvieron lo suficientemente alejados de la frontera común. Por otro lado, Rusia no oculta que está incrementando sus actividades militares en esa zona. Moscú anunció oficialmente que el pasado 11 de julio tuvo lugar una “verificación de la capacidad de combate de las bases aéreas ubicadas en Karelia y las regiones de Leningrado y Murmansk".
Los controles de ese tipo van a ser más frecuentes, sobre todo, en las regiones fronterizas del norte. Hay un programa federal que establece los principios básicos de la política nacional en el Ártico. Supone la formación de unidades militares polares, el desarrollo la infraestructura militar en la región y el fortalecimiento de las fronteras. En la situación actual, cualquier país procedería de la misma manera. Hace ya mucho que la OTAN está mostrando un vivo interés por el Ártico. Este interés viene creciendo en los últimos años desde que ha quedado claro que los cambios climáticos globales son una realidad y el Ártico está perdiendo notablemente su capa de hielo. Desde 2007 la región es escenario del regular ejercicio militar combinado Operación Nanook con participación de Dinamarca, Canadá y EEUU. En 2009, la OTAN realizó allí mismo sus importantes maniobras multinacionales Flecha Segura, y el año pasado, el simulacro militar Respuesta Fría que contó con la participación de más de dieciséis militares de quince países miembros de la alianza. Washington no oculta que está considerando el Ártico como un “nuevo campo estratégico de la batalla”.
Las razones de esta “fiebre del Ártico” están claras: la disminución de la capa de hielo abre acceso a los riquísimos yacimientos de hidrocarburos y otras materias primas y acorta al máximo el camino de Europa a Asia por la llamada Ruta Marítima del Norte. Naturalmente, la rivalidad puede obstaculizar la explotación de todas estas riquezas. He aquí lo que nos dijo al respecto el director adjunto de investigaciones del Consejo de Política Exterior y de Defensa, Dmitri Súslov:
—Tenemos que prepararnos para afrontar una escalada artificial de tensiones en el Ártico y una especie de carrera armamentista. Es una tendencia muy deplorable, porque lo que estamos haciendo es repartirnos la piel de un oso antes de matarlo. Se trata de unos recursos aún desconocidos. No sabemos con exactitud cuántos son. Incluso si realmente existen, su extracción todavía resulta muy costosa y poco rentable. Las partes deberían despolitizar sus relaciones en el Ártico y empezar a colaborar. Como lo hacen, por ejemplo, la empresa rusa Rosneft y la estadounidense ExxonMobil. La escalada armamentista en el Ártico solo crea un clima político que obstaculiza la realización de semejantes proyectos.
Lamentablemente, el Centro de Proyección Científica, recién creado por Rosneft y ExxonMobil, es uno de los pocos ejemplos de cooperación internacional en el la explotación de las riquezas del Norte. La tendencia que aún predomina es exacerbar las tensiones junto a las fronteras norteñas de Rusia. Con el pretexto de “operaciones humanitarias”, las tropas de la OTAN ensayan el minado de aguas costeras, el control del espacio aéreo y el desembarco de marines en la costa. Es obvio que antes de que la “confrontación” en el Ártico devenga un “diálogo”, Rusia tendrá que reforzar sustancialmente sus posiciones en dicha región, sostiene el portavoz del Consejo Social adjunto a la Comisión gubernamental de Industria Militar, Mijaíl Jodarionok:
La presencia militar soviética en el Ártico era más que palpable. Pero, prácticamente, desapareció para fines del siglo pasado. A estas alturas, la tarea más importante es que volvamos al Ártico en términos militares y civiles. Porque no estaremos en Tierra de Francisco José o en Nueva Zembla, si no confirmamos de alguna manera nuestra presencia en esos territorios. Entretanto, muchos países del Norte de Europa ya están reivindicando sus derechos sobre algunas regiones polares cuya pertenencia a Rusia jamás había sido cuestionada. Incluso podemos decir que los países del Norte europeo, EEUU y Canadá tratan de formar un frente único contra Rusia en el Ártico.
Varias naciones ubicadas bien lejos del Ártico también muestran últimamente un vivo interés por esa región. Por ejemplo, China se está posicionando como una nación “cercana al Ártico”. El Consejo del Ártico admite a nuevos miembros “observadores” que insisten en darle al Ártico el estatus de una “región bajo régimen internacional” por analogía con la Antártida. Pero la extensión de la costa del Ártico en poder de Rusia es la más larga entre todos los países de la región. En el plano económico-comercial, energético y político-militar, Moscú está incluso más interesado en el Ártico que Dinamarca, Canadá, Noruega y EEUU. Y no piensa en absoluto renunciar a su intereses.

La voz de Rusia

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