miércoles, 13 de marzo de 2013

El laboratorio espacial chino es un reto a la EEI

El laboratorio espacial chino es un reto a la EEI

China es la única gran potencia que no prticipa en el proyecto de la Estación Espacial Internacional (EEI). Pero este año Pekín planea retar a la comunidad internacional enviando una nave tripulada al Palacio Celestial, así se traduce del mandarín el nombre de su laboratorio orbital Tiangong-1.

Se prevé que la misión se llevará a cabo entre junio y agosto próximo con un acoplamiento al módulo espacial. Por primera vez, en 2012,  China lanzó una misión tripulada al Palacio Celestial: la nave espacial  “Shenzhou-9” con tres astronautas a bordo se acopló al Tiangong-1, fue el primer acoplamiento espacial de dos naves espaciales chinas, realizado con la participación de la primera astronauta china, Liu Yang.
El éxito del segundo acoplamiento de la nave tripulada supondrá la primera aplicación del sistema de transporte espacial tripulado de China. El primer paso en este camino el país asiático dio en 2003 cuando se convirtió en el tercer país en enviar un hombre a órbita. En 2008 el astronauta chino salió al espacio abierto para realizar el primer paseo espacial chino.

¿Para qué China, decenios más tarde, da los mismos pasos conquistando el espacios que URSS y EEUU en su momento? El director del Centro ruso de Estudios Políticos y Pronósticos, Andrei Vinográdov, afima que hay al menos tres motivos:

Uno de ellos es la imagen del país. Es prestigioso tener un programa espacial tripulado independiente. China se posiciona como una superpotencia mundial, también tecnológica y científica. De ahí que para Pekín la conquista del espacio tiene un significado simbólico. Además, es una buena posibilidad de impulsar el desarrollo de la ciencia básica que necesita inversiones pero no da un resultado práctico inmediato. Sin embargo, las tecnologías espaciales pueden tener uso civil y militar.

Además de las investigaciones e ideas propias China usa, sobre todo para el programa tripulado, las tecnologías rusas modernizadas como, por ejemplo, sistemas de soporte vital y trajes espaciales. Rusia las vendió al país asiático tras la desintegración de la URSS. Los expertos indican también que la nave china Shenzhou es bastante similar a la soviética Soyuz, aunque es significativamente mayor y con un módulo orbital con capacidad de vuelo autónomo. Los ingenieros señalan que el "Palacio Celestial" en poco se diferencia de la estación espacial soviética Saliut.

Los planes de China hasta ahora son casi idénticos a los soviéticos de hace años. Pero a la vez Pekín desarolla su programa espacial tripulado independientemente de Rusia, EEUU, la Unión Europea, Canadá y Japón. Algunos expertos creen que es por motivos políticos. Andrei Vinográdov opina que es por otra razón:

China aún no ha avanzado mucho en su programa espacial. Si acepta participar en proyectos internacionales, todo el mundo conocerá la situación real. Por ahora Pekín está copiando el programa espacial soviético que se había estado realizando hace decenas de años. Los chinos tienen que acumular su propia experiencia para representar algún tipo de interés para los profesionales.

Sea como fuera, China ya igualó a Rusia en el número de los ingenios espaciales puestos en órbita mientras los plazos de servicio de los satélites chinos superan con creces a los de los rusos. En 2010 el gigante asiático por primera vez en la historia igualó a EEUU en número de lanzamientos con quince misiones espaciales exitosas. Los cohetes chinos colocaron aquel año en órbita veinte satélites, y los estadounidenses, treinta y cinco.

Actualmente funcionan más de doscientos aparatos espaciales en órbita lanzados por China, que representan un 20 % de los ingenios espaciales en el mundo. Los expertos señalan que de los veinte aparatos que el país asiático planea colocar en órbita este año, tres cuartas partes se usara, de manera directa o indirecta, para fines militares.

La voz de Rusia

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