Las tropas gubernamentales de Malí y las unidades francesas han renunciado a la idea de asaltar Tombuctú, uno de los baluartes de la insurgencia islamista.
Tienen miedo de que los rebeldes
defiendan la ciudad hasta las últimas consecuencias. Unidades de
inteligencia francesas y malíes operan en los suburbios de Tombuctú,
pero los planes de los islamistas siguen siendo un enigma: pueden
quedarse y oponer resistencia o retirarse hasta el desierto del norte,
en la frontera con Argelia.
Si optan por combatir,
son capaces de crear graves problemas a las tropas de Francia y Malí.
Los grupos terroristas que defienden Tombuctú pertenecen a Al Qaeda en
el Magreb islámico y son considerados como la parte mejor preparada de
la insurgencia armada en el norte de Malí.
Este fin
de semana, las tropas de la coalición anti-islamista lograron apoderarse
sin mayores problemas de la ciudad de Gao. Según expertos, la defendían
grupos rebeldes muy débiles. El grueso de la fuerza islamista está
concentrado en Kidal, ciudad de importancia estratégica. Es mucho más
complicado liberar a Kidal que a Tombuctú. Además, es posible que, al
perder el control sobre las grandes ciudades, los islamistas procedan a
una guerra de guerrillas. En tal caso, los franceses quedarían
empantanados en Malí por mucho tiempo, opina nuestro experto Vladímir
Shubin, del Instituto de África:
–Nadie
sabe cuánto tiempo durará la operación. Ni siquiera sus propios
autores. La toma de una o dos ciudades no significaría la rendición de
los rebeldes. Tanto menos que son diferentes. Si es posible lograr un
compromiso con los tuareg, con los extremistas empedernidos va a ser
difícil. La experiencia de Somalia ha demostrado que, incluso tras la
liberación de su capital, Mogadiscio, la guerra continúa por muchos
años.
Cabe señalar que Somalia sigue siendo
un país de elevada amenaza terrorista para los ciudadanos occidentales.
Este domingo, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Reino Unido
recomendó a los británicos abandonar el territorio somalí. Lo hizo pocos
días después de pedirles dejar la ciudad libia de Bengasi y evitar los
viajes a “cualquier parte de Libia”. Según la oficina diplomática
británica, el alto nivel de amenaza tiene que ver con la operación gala
en Malí. A su vez, el experto Eugueni Korendiásov, del Instituto de
África, dice que los esfuerzos por despojar a los islamistas de las
grandes ciudades en el norte de Malí provocarían una nueva oleada de
terrorismo:
–No
deberíamos subestimar el nivel de organización, preparación y
entrenamiento de los grupos islamistas y las unidades de Al Qaeda dentro
y fuera de Malí. Sírvanos de muestra el caso de la toma de rehenes en
Argelia.
Justamente una operación de Francia
en Malí fue alegada por los terroristas como principal causa de su
ataque al campamento de especialistas extranjeros en la empresa gasista
que suministra el 10 % de las exportaciones de gas a Europa procedentes
de esta región. En aquel caso, unos cuarenta terroristas de diversos
países tomaron como rehenes a casi ochocientos civiles. Treinta y siete
ciudadanos de ocho países resultaron víctimas del asalto. Los islamistas
radicales amenazaron con más atentados terroristas contra extranjeros.
La voz de Rusia
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