El ministro de Defensa de Rusia, Serguei Shoigú tomó la decisión de
sustituir a los soldados por robots. Los militares ya planean la
utilización de la robótica en áreas como el desminado y en situaciones
de emergencia y están estudiando con atención las posibilidades de los
robots militares.
Según estimaciones previas, gracias a las nuevas tecnologías en la munición de guerra y a la robotización de la mayoría de las operaciones que representan un peligro para los soldados se ahorrarán 75.000 millones de rublos (unos 2.400 millones de dólares) en el periodo 2012-2014, además de salvar vidas. Esta es una de las tareas inmediatas a las que se ocupará el Ministerio de Defensa.
Hace tres semanas, Serguéi Shoigú tuvo una reunión de trabajo en el Centro “Líder” para operaciones de salvación de riesgo, donde se mostraron las posibilidades de la robótica. Dicen que a los militares les gustaron las máquinas para desminar.
El jefe del Estado Mayor, Valeri Guerasimov, propuso utilizar este tipo de técnica en Chechenia. Al Ministerio de Defensa le interesaron los sistemas de transporte para la nieve y zonas pantanosas, así como los sistemas antiincendios EL-10 y EL-4 y la instalación móvil de extinción de incendios LUF-60 (que ya se había utilizado para extinguir incendios en un almacén de municiones). El Ministerio de Defensa planea comprar toda esta técnología próximamente.
Es la primera vez que este ministerio compra robótica “civil”. Hasta la llegada de Shoigú a la cartera de Defensa, el interés de los militares estaba centrado en los robots de combate.
Así, desde el año 2009 se han llevado a cabo experimentos del sistema robótico multifuncional MRK-27 BT (Boevaya Tochka, Punto de Combate) que desarrollan en la oficina de proyectos de robótica aplicada de la Universidad Estatal Técnica de Moscú Bauman. El objetivo principal de este proyecto es que pueda cumplir tareas militares en situaciones en que las probabilidades de pérdidas humanas sean muy altas.
MRK-27BT es el análogo del robot americano SWORDS. “Punto de Combate” es un chasis móvil sobre orugas en el que se ha instalado todo un arsenal de medios: la ametralladora “Pecheneg”, dos lanzagranadas RSHG-2, dos lanzallamas “Shmel” y seis granadas de humo para camuflaje.
El robot de doscientos kilos se dirige por radio y puede funcionar a un kilómetro del operador. Está protegido con una coraza y puede continuar funcionando tras una explosión de una potencia de 800 gramos en la equivalencia en trilita.
En el sistema se planea instalar un equipo de posicionamiento por satélite.
“A pesar de la importancia del armamento de que dispone el robot, su puesta en práctica es muy cuestionable”, explica el profesor de la Academia de ciencias militares Vadim Koziulin.
“Aunque solo sea porque los militares no tienen una visión conceptual de la táctica de la utilización militar de este tipo de máquinas. En el campo de batalla pierde ante los tanques normales. Y los militares no realizan operaciones policiales”, concluye.
Por su parte, en la Flota marítima la robótica está más ampliamente representada. El Ministerio de Defensa encargó ocho aparatos submarinos autónomos y no tripulados (ANPA) Gavia, fabricados por la compañía islandesa Hafmynd.
Gavia tiene el aspecto de un torpedo normal y puede ser utilizado para detectar y neutralizar minas y para el patrullaje.
Dmitri Rogozin, viceprimer ministro y responsable del complejo de la industria militar, considera que la creación de robótica para el Ministerio de Defensa es una de las direcciones del desarrollo del armamento y la técnica militar con más perspectivas.
Una de las últimas iniciativas de Rogozin fue la creación del Fondo de Investigaciones Avanzadas (FPI, por sus siglas en ruso) que tiene que convertirse en el análogo de la estadounidense Defense Advance Research Projects (DARPA). El viceprimer ministro ya envió a la Duma Estatal el proyecto de ley sobre FPI y le dio el carácter de prioritario.
Los propios militares tampoco se quedan atrás. No hace
mucho en la web oficial del Ministerio de Defensa se publicó un anuncio
para participar en el concurso para diseñar nuevos tipos de
armamento y técnica militar.
Hay estructuras privadas que actualmente tienen el monopolio del subministro al Ministerio de Defensa de aviones tácticos no pilotados y ahora se les ha propuesto que se dediquen a la creación de robótica.
“Presentamos la solicitud para participar en el concurso”, explica Andréi Nosov, el representante de una de estas empresas que ejecuta los encargos del Ministerio de Defensa.
“Estamos trabajando en el diseño de un brazo mecánico que, a diferencia de los sistemas tradicionales, no se dirigirá a través de un joystick sino que copiará el movimiento de la mano del operador. Inicialmente lo creamos para Roscosmos. Ahora confiamos que nuestra creación interese también a los militares”.
RUSIA HOY
Según estimaciones previas, gracias a las nuevas tecnologías en la munición de guerra y a la robotización de la mayoría de las operaciones que representan un peligro para los soldados se ahorrarán 75.000 millones de rublos (unos 2.400 millones de dólares) en el periodo 2012-2014, además de salvar vidas. Esta es una de las tareas inmediatas a las que se ocupará el Ministerio de Defensa.
Hace tres semanas, Serguéi Shoigú tuvo una reunión de trabajo en el Centro “Líder” para operaciones de salvación de riesgo, donde se mostraron las posibilidades de la robótica. Dicen que a los militares les gustaron las máquinas para desminar.
El jefe del Estado Mayor, Valeri Guerasimov, propuso utilizar este tipo de técnica en Chechenia. Al Ministerio de Defensa le interesaron los sistemas de transporte para la nieve y zonas pantanosas, así como los sistemas antiincendios EL-10 y EL-4 y la instalación móvil de extinción de incendios LUF-60 (que ya se había utilizado para extinguir incendios en un almacén de municiones). El Ministerio de Defensa planea comprar toda esta técnología próximamente.
Es la primera vez que este ministerio compra robótica “civil”. Hasta la llegada de Shoigú a la cartera de Defensa, el interés de los militares estaba centrado en los robots de combate.
Así, desde el año 2009 se han llevado a cabo experimentos del sistema robótico multifuncional MRK-27 BT (Boevaya Tochka, Punto de Combate) que desarrollan en la oficina de proyectos de robótica aplicada de la Universidad Estatal Técnica de Moscú Bauman. El objetivo principal de este proyecto es que pueda cumplir tareas militares en situaciones en que las probabilidades de pérdidas humanas sean muy altas.
MRK-27BT es el análogo del robot americano SWORDS. “Punto de Combate” es un chasis móvil sobre orugas en el que se ha instalado todo un arsenal de medios: la ametralladora “Pecheneg”, dos lanzagranadas RSHG-2, dos lanzallamas “Shmel” y seis granadas de humo para camuflaje.
El robot de doscientos kilos se dirige por radio y puede funcionar a un kilómetro del operador. Está protegido con una coraza y puede continuar funcionando tras una explosión de una potencia de 800 gramos en la equivalencia en trilita.
En el sistema se planea instalar un equipo de posicionamiento por satélite.
“A pesar de la importancia del armamento de que dispone el robot, su puesta en práctica es muy cuestionable”, explica el profesor de la Academia de ciencias militares Vadim Koziulin.
“Aunque solo sea porque los militares no tienen una visión conceptual de la táctica de la utilización militar de este tipo de máquinas. En el campo de batalla pierde ante los tanques normales. Y los militares no realizan operaciones policiales”, concluye.
Por su parte, en la Flota marítima la robótica está más ampliamente representada. El Ministerio de Defensa encargó ocho aparatos submarinos autónomos y no tripulados (ANPA) Gavia, fabricados por la compañía islandesa Hafmynd.
Gavia tiene el aspecto de un torpedo normal y puede ser utilizado para detectar y neutralizar minas y para el patrullaje.
Dmitri Rogozin, viceprimer ministro y responsable del complejo de la industria militar, considera que la creación de robótica para el Ministerio de Defensa es una de las direcciones del desarrollo del armamento y la técnica militar con más perspectivas.
Una de las últimas iniciativas de Rogozin fue la creación del Fondo de Investigaciones Avanzadas (FPI, por sus siglas en ruso) que tiene que convertirse en el análogo de la estadounidense Defense Advance Research Projects (DARPA). El viceprimer ministro ya envió a la Duma Estatal el proyecto de ley sobre FPI y le dio el carácter de prioritario.
Hay estructuras privadas que actualmente tienen el monopolio del subministro al Ministerio de Defensa de aviones tácticos no pilotados y ahora se les ha propuesto que se dediquen a la creación de robótica.
“Presentamos la solicitud para participar en el concurso”, explica Andréi Nosov, el representante de una de estas empresas que ejecuta los encargos del Ministerio de Defensa.
“Estamos trabajando en el diseño de un brazo mecánico que, a diferencia de los sistemas tradicionales, no se dirigirá a través de un joystick sino que copiará el movimiento de la mano del operador. Inicialmente lo creamos para Roscosmos. Ahora confiamos que nuestra creación interese también a los militares”.
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