Algunos expertos norteamericanos en armas estratégicas afirman, citando fuentes de los servicios de Inteligencia de EEUU, que China está preparando una tercera prueba del sistema de arma anti-satélite
Las dos anteriores se llevaron a
cabo en 2007 y 2010, ambas el 11 de enero, lo cual permite suponer que
también esta vez se observará el orden vigente. No se sabe qué indicios
de preparación de la prueba ha detectado esta vez la inteligencia
estadounidense. Sea como sea, no existe duda alguna de la existencia en
China de un programa de elaboración del arma anti-satélite.
Durante
la prueba realizada en 2007, los chinos destruyeron un satélite
meteorológico propio, que había agotado sus recursos, a una altura de
ochocientos cincuenta kilómetros. La finalidad de la prueba de 2010 no
era destruir un aparato real, sino poner un misil interceptor en el
punto previsto de la órbita.
Cabe suponer que en ambos casos los chinos han utilizado el misil interceptor KT-1, que es una versión modificada del misil de combustible sólido y alcance medio DF. Los chinos planean utilizar el KT-1,
dotado de un interceptor de energía cinética, como componente del
sistema de defensa estratégica contra misiles y asimismo como medio de
lucha contra los satélites espías en órbitas bajas.
Esta
vez se trata de un sistema mucho más potente. De acuerdo con algunas
evaluaciones publicadas con anterioridad, los especialistas militares
norteamericanos suponen que el proyecto denominado DN-2, está destinado a
destruir satélites en altas órbitas geoestacionarias de unos 20.000 km.
La creación de tal sistema permitirá a China ser el único país en el
mundo capaz de abatir satélites de los sistemas globales de
posicionamiento, particularmente los GPS.
Teniendo en
cuenta la dependencia de la Fuerza Aérea, la Marina y de muchos
sistemas de armas guiadas de la señal GPS, el uso de semejante sistema
puede neutralizar la supremacía militar de EEUU.
Rusia,
igual que EEUU, está realizando sus propios programas de armas
anti-satélite, que son derivaciones de los programas de defensa
antimisiles.
Por ejemplo, el nuevo sistema ruso de misiles antiaéreos S-500
será capaz de abatir objetivos en el espacio extraterrestre próximo.
También se está trabajando en el campo de los modernos sistemas láser de
destrucción de satélites. En la Unión Soviética el sistema
anti-satélite IS (“destructor de satélites”) permanecía operativo.
Utilizaba satélites interceptores especiales, que debían acercarse a los
aparatos espaciales enemigos y explosionar. No obstante, nunca se habló
de la intercepción de satélites en órbitas tan altas.
El
sistema chino, en caso de que la prueba resulte exitosa, puede abrir
una nueva etapa en la carrera armamentista en el espacio cósmico y
requerirá de EEUU vastas y costosas contramedidas. Evidentemente, habrá
que elevar la fiabilidad y resistencia del actual sistema de
posicionamiento global y elaborar asimismo métodos y procedimientos de
detección de los sistemas chinos de armas anti-satélites y de
neutralización de los mismos antes de que entren en acción. Este será el
segundo ejemplo de creación por los chinos de un tipo totalmente nuevo
de misil, que puede modificar las reglas de juego en el terreno militar.
El primero de estos sistemas es el misil balístico antibuque DF-21D.
Al propio tiempo, demás está decir que las pruebas provocarán una
reacción política negativa de EEUU y acarrearán consecuencias
perjudiciales duraderas para las relaciones chino-estadounidenses.
La voz de Rusia
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