El Ministerio de Asuntos Exteriores ha elaborado el documento denominado
“Líneas generales de la política exterior de la Federación rusa”, por
indicación del presidente Vladimir Putin. Como se deduce por el
contenido, Rusia se ve a sí misma como un factor estabilizador de la
política internacional en un mundo “cada vez más impredecible” y
establece como principal prioridad de su política exterior el espacio
postsoviético.
Una semana después de su investidura en mayo, Vladímir Putin
encargó el desarrollo de las nuevas líneas generales de política exterior al
Ministerio de Asuntos Exteriores. El Presidente debería firmar el proyecto
definitivo este mes de diciembre.
Las anteriores líneas generales estuvieron vigentes durante
la anterior presidencia de Vladímir Putin y la de Dmitri Medvédev, de 2000 a 2008 . De modo que,
es de suponer que el nuevo documento sienta las bases de la política exterior
de Rusia, como mínimo, para el tercer
mandato presidencial de Putin.
Para los autores del nuevo documento la situación actual en
el mundo, en comparación con la de 2008, es más inestable e impredecible. En su
opinión, el primer factor de inestabilidad es la crisis económica
internacional, “poderoso catalizador de profundos cambios en el panorama
geopolítico”.
La segunda causa es la injerencia de Occidente en los
asuntos de otros países, como por ejemplo, en el caso de la 'Primavera árabe', donde
“los intentos por imponer a otros las escalas de valores propias” llevan en su
seno un “deslizamiento hacia el caos y la ingobernabilidad en las relaciones
internacionales”.
El tercer factor, el desmoronamiento del papel de la ONU. Esto se manifiesta
en los intentos por "regular las crisis mediante la aplicación de
sanciones unilaterales y medidas de fuerza, fuera
del marco del Consejo de Seguridad de la
ONU, una lectura libre de las resoluciones y en la creación
de políticas dirigidas al derrocamiento de regímenes legales”.
El cuarto es el recrudecimiento de los retos y las amenazas
transfronterizas. En este sentido, se declara por primera vez como uno de los
puntos clave las “amenazas en el espacio informativo”.
El quinto y último factor de inestabilidad es “la tendencia
a la reideologización en las relaciones internacionales”.
Teniendo en cuenta todos estos factores los autores de las
líneas generales llegan a la siguiente conclusión: “En las actuales condiciones
de turbulencia internacional y creciente interdependencia entre los estados,
los intentos por crear 'oasis de tranquilidad y seguridad' separados del resto
no tienen futuro".
Sin embargo, Rusia se atribuye “un papel único como factor
equilibrador en la política internacional y en el desarrollo de la
civilización”. El país construirá su política exterior en base a este gran
objetivo, afirman.
La política exterior, en opinión de los autores, debería
tener varios objetivos clave. El primero, ayudar a salvar la economía mundial, para
lo que “Rusia está dispuesta a cooperar de forma activa en la formación de una
macroestructura económico-comercial y financiero-monetaria mundial justa y
democrática”, una clara alusión a la idea de diversificar las reservas de
divisas mundiales.
El segundo objetivo es la guerra contra la injerencia en los
asuntos internos. Para esto Moscú “buscará el respeto a los derechos humanos y
la libertad”, pero “teniendo en cuenta las peculiaridades, nacionales,
culturales e históricas de cada estado”. Al
tiempo que en internet se intentará contrarrestar la utilización para estos
fines de las nuevas tecnologías.
El tercer objetivo es defender que no hay “alternativa” a la ONU, lo que significa no
permitir que, con la excusa de la política de la 'responsabilidad de proteger'
(como en Libia) “se realicen intervenciones militares”.
En los casos que sea necesario, Rusia tiene la intención de
lograr estos objetivos con ayuda de la 'fuerza blanda'.
En el documento se define la fuerza blanda como “un complejo
de instrumentos para la resolución de objetivos de política exterior apoyado en
las posibilidades de la sociedad civil, en otros métodos y tecnologías
alternativas a los métodos diplomáticos clásicos. Entre ellos se encuentra la
comunicación, la información y la ayuda humanitaria".
Con ayuda de esta 'fuerza blanda', Moscú espera crear una
“imagen objetiva del país”, y al mismo tiempo mejorar el seguimiento
informativo de su política exterior.
Se planea utilizar las "posibilidades de las nuevas
tecnologías" (“la diplomacia Twitter” ),
así como el potencial de la diáspora rusa. En las nuevas líneas generales los
compatriotas que viven en el extranjero reciben un papel especial.
La integración del espacio postsoviético será otra de las
prioridades en la política exterior de la Federación Rusa.
En el documento se le dedica una gran atención a la CEI, a la Unión de Aduanas, a la Comunidad Económica
Euroasiática (y a la futura Unión Económica Euroasiática), a la OTSC y al estado asociado de la Federación Rusa y
Bielorrusia (que coincide prácticamente con las antiguas líneas generales).
La segunda prioridad es la Unión Europea,
destacando la tarea de eliminar el régimen de visados. Alemania, Francia,
Italia y Holanda están llamados a ser los socios más importantes en Europa, es
decir, aquellos con los que Rusia coopera de forma activa en la esfera del gas.
Más adelante se habla de la cooperación con la OSCE, la OTAN, los países de la Europa del Norte, el
Consejo de Estados de la Región
del Báltico y con los Balcanes.
Entonces llega el turno a los EE UU. Se pretenden obtener
“garantías legales de que no dirigirá el escudo antimisiles contra las fuerzas
nucleares disuasorias rusas” así como “que respete las normas del derecho
internacional, incluidos los principios de no injerencia en los asuntos
internos de otros estados”.
Aunque China e India son nombrados después de los EE UU, el
desarrollo de las relaciones amistosas con estos estados se identifica como una
de las direcciones más importantes de la política exterior rusa.
Se define la región de Asia Pacífico como “el espacio
geopolítico de desarrollo más dinámico, hacia donde consecuentemente se está
desplazando el centro de gravedad de la economía y la política mundial”.
Los expertos consideran que el tono de las nuevas líneas
generales de la
Federación Rusa y la distribución de las prioridades en la
política exterior de Moscú eran “absolutamente predecibles”.
“El documento tiene cierta semejanza con las declaraciones
preelectorales del Presidente y la retórica de los últimos tiempos",
declaró el vicepresidente del Centro de investigaciones políticas, Dmitri
Polikanov.
“Se puede apreciar una clara continuidad en relación con las
anteriores redacciones del documento. En los anteriores también se habla del
papel destructivo de Occidente a la hora de quebrar los pilares de las
relaciones internacionales. También la
CEI era una de nuestras principales prioridades, aunque en
realidad no fuera así.
Esta vez hay razones para suponer que va en serio, aunque
solo sea porque Moscú se ha metido en la tarea de construir la Unión Euroasiática”,
señaló el experto.
Texto abreviado. El original publicado en ruso en
Kommersant.
Rusia Hoy

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