viernes, 13 de abril de 2012

Los planes de Rusia para conquistar la Luna

Rusia planea enviar a la Luna módulos automáticos que puedan trabajar allí durante varios años. Más adelante, es posible que en la superficie selenita funcione una base rusa.
Estas tareas fueron planteadas por la Academia de Ciencias en un programa de investigaciones calculado hasta 2025.
En primer lugar, los científicos establecieron que es indispensable estudiar los polos de la Luna, debido a que allí fue descubierto antes hielo. Esto significa que es posible la realización de experimentos para la extracción de agua, oxígeno e hidrógeno. La exploración de este satélite de la Tierra es una tarea indispensable, afirma Igor Lisov, analista de la revista Noticias de la cosmonáutica:
Lo más probable es que la humanidad en la Tierra, como sistema aislado no pueda existir de manera estable. Este es un problema político-filosófico bastante complejo. Pero, sin salir afuera, sin la asimilación de la Luna y de Marte todo conduce a un callejón sin salida.
En 1959, una estación interplanetaria automática soviética por primera vez captó y envió a la Tierra imágenes del lado oculto de la Luna. Diez años más tarde, en la Luna se posaron dos astronautas estadounidenses. Y un año después, su superficie era recorrida por el primer vehículo, el “Lunojod” soviético a control remoto. Desde entonces, la Luna no ha dejado de sorprender a los científicos. Por ejemplo, en la década del setenta, fotografías de los paisajes del Polo Sur permitieron concluir que allí existen montañas de una altura de diez mil metros, o sea, superiores al monte Everest, explicaba Iván Moiseiev, dirigente científico del Instituto de Política Espacial:
Científicos de muchos países desean investigar la Luna, hindúes, chinos, estadounidenses. La Luna es una etapa de investigación inevitable, que no puede ser pasada por alto. La Luna es indispensable, pues se trata de una fuente próxima de recursos.
Para 2015 está planeada la partida del nuevo proyecto lunar ruso. Dos sondas espaciales exploratorias volarán entonces hasta el satélite. La primera, Recursos de la Luna investigará el Polo Sur. Allí planean posar  el primer módulo ruso con un mini-vehículo de la India. La segunda sonda, la Luna Globe, está destinada para el Polo Norte. A continuación vendrán módulos automáticos de nueva generación. Ellos se distinguirán de los soviéticos por sus dimensiones considerablemente menores y por sus grandes posibilidades. Se planea que estos Lunojod trabajen hasta unos cinco años en las regiones polares de la Luna, y se alejen del lugar del descenso hasta treinta kilómetros de distancia.
El Lunojod-3 debe comenzar sus labores en la superficie de la Luna en 2020. Allí debe tomar muestras del suelo lunar, hasta una profundidad de hasta dos metros. Para ello será asistido por una perforadora especial. El Lunojod participará además en experimentos tecnológicos y científicos con módulos de descenso de otros países. En la fase final de la expedición, el Lunojod-3 transportará pruebas de suelo hasta el lugar del descenso del aparato Lunojod-4. Esto ocurrirá hacia el 2022. Y un año más tarde, hasta la Luna será enviado un aparato de descenso con un cohete de regreso, que “alunizará” cerca de los dos módulos automáticos. Seguidamente, seis a siete cápsulas con suelo lunar serán cargadas en el cohete que despegará hasta la Tierra.
“Los Lunojod que se queden en el satélite, y la estación de descenso, formarán los primeros elementos de la infraestructura cósmica del polígono lunar. En perspectiva, en esa región será desplegada una base rusa”, se lee en el programa de investigaciones de la Academia de Ciencias.

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