Foto: EPA
La
llamada comunidad civilizada se preocupa tanto de la suerte de los
radicales por una simple razón: los muyahidines ven su misión en la
lucha contra Irán, al que Occidente intenta debilitar por todos los
medios.
En
Irán e Iraq el grupo Moyahedin-e Jalq es clasificado como una
organización terrorista. Su brazo armado, el Ejército de Liberación
Nacional de Irán sirvió como base para la creación del Consejo Nacional
de Resistencia Iraní, una coalición de fuerzas opositoras de este país.
Pero la romántica idea de crear una sociedad socialista y sin clases,
con la que a mediados de los 1960 empezaba la “gloriosa” historia de los
opositores a la monarquía, desembocó en la lucha subversiva y ataques
terroristas masivos. Al tropezar con una dura respuesta por parte del
gobierno iraní, el grupo trasladó su sede a Iraq donde participó een
acciones militares contra los kurdos y en incursiones al territorio
iraní durante la guerra entre estos países. Más tarde, continuaron
realizando incursiones al territorio de la República Islámica ya por
iniciativa de EEUU y bajo su control.
A
pesar de la impresionante lista de las bajas infligidas por el grupo
(unas 50 000 víctimas, entre ellos algunos altos cargos de Irán), la
Unión Europea y, más tarde, EEUU recientemente retiraron a Moyahedin-e
Jalq de la lista de organizaciones consideradas como terroristas. Su
táctica es comprensible: “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”. Los
estrategas occidentales siempre han sabido recurrir con éxito y en el
momento justo a este tipo de alianzas con los que anteriormente era
considerado terrorista, como en el caso de los muyahidines.
La idea de Washington de alojarles en Rumanía es por lo menos aberrada, cree el experto ruso, orientalista Borís Dolgov:
—Si
las autoridades rumanas tiene dudas al respecto, y las tendrá casi
seguro, deberá oponerse a esta propuesta. La organización Moyahedin-e
Jalq actúa en contra de Irán, donde es designada como terrorista, es
responsable de numerosos ataques y atentados terroristas, es decir puede
ser clasificada como tal. Además, el plan de EEUU va en contra de la
tendencia a la mejora de las relaciones entre Washington y Teherán.
Además, el traslado de los muyahidines contribuirá a desestabilizar la
situación en la región. Está claro que no van a esforzarse para entablar
una relación pacífica con los representantes de otras.
Por
ahora EEUU no tienen éxito en realización de su plan a pesar de que
para ello han seleccionado un país que depende en gran medida de la
política de Washington. No es ningún secreto que apuesta por apoyar a
Rumanía secreta- y abiertamente considerándola una zona de alto interés
geopolítico desde la desintegración de la URSS en 1991. Por lo visto
este apoyo tiene su precio, pero en este caso es exorbitado.
Sin embargo, según algunas fuentes esta cuestión se planteó durante el encuentro entre el Secretario de Estado de EEUU, John Kerry,
y el ministro de Asuntos Exteriores de Rumanía, Titus Corlatean,
celebrado a principios de diciembre en Bruselas. Un año antes Alemani y
Albania anunciaron que estaban dispuestas a acoger a parte de los
miembros de Moyahedin-e Jalq. Pero los líderes de esta organización
insisten en que se cree un asentamiento compacto de los tres mil
muyahidines que se encuentran en la base estadounidense en Iraq. Esto,
por supuesto, pareció demasiado peligroso a las autoridades alemanas y
albaneses y se echaron atrás. Los líderes de los terroristas se vieron
en un callejón sin salida: ningún país quiere acogerles mientras en Iraq
sus campamentos son objeto de ataques con misiles perpetrados por
desconocidos. Los activistas de Moyahedin-e Jalq responsabilizan por
ellos al gobierno de Iraq que quiere desalojar a los radicales.
La
realización del plan estadounidense que prevé su traslado a Rumanía es
amenazante pero también improbable, comenta el experto del Instituto de
Evaluación Estratégica y Análisis, Serguéi Demidenko:
—El
traslado de un importante número de personas con una muy específica
preparación militar e ideológica a una región europea poco estable
aumentaría las tensiones. Pero es poco probable. Las autoridades rumanas
tienen idea de lo que significaría aceptar la propuesta de EEUU. Los
militantes de este tipo de organizaciones tienen un perfil psicológico
muy peculiar, están orientados a luchar contra los infieles y
difícilmente podrías renunciar a esta lucha. Pero si al fin y al cabo
este plan se hace realidad, agravará enormemente la amenaza del
radicalismo islámico en Europa. Especialmente en la situación cuando los
servicios secretos europeos son incapaces de paralizar las actividades
de Al Qaeda en el sur del continente.
Está
claro que desde cierto pinto de vista la preocupación de Washington
sobre “los enemigos de sus enemigos” es una causa noble: no abandonan a
los “suyos”. Además en Rumanía está previsto construir una base
estadounidense donde los muyahidines podrían alojarse aunque
temporalmente. Por cierto, los avances en las negociaciones nucleares no
representarán un punto de inflexión en las relaciones entre Irán y EEUU
que, no obstante, continuó con sus planes de desplegar el escudo
antimisiles en Europa para protegerse de un eventual ataque iraní.
La
decisión de acoger o no a los militantes del grupo de la misma índole
que Al Qaeda o Talibán en Rumanía es competencia exclusiva del gobierno
de este país. Y también su responsabilidad. Aunque las autoridades de la
vecina Ucrania deberían estar alerta: los combatientes bien entrenados
podrían tomar parte en un cambio de gobierno por medio de la fuerza o en
la desestabilización de la situación ya de por sí poco estable en
Ucrania. Porque no están acostumbrarse a estar con los brazos cruzados.
La voz de Rusia
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