jueves, 18 de julio de 2013

Extremo Oriente en busca de equilibrio

Extremo Oriente en busca de equilibrio

En el Extremo Oriente ruso se efectuaron las más amplias maniobras estratégicas de los últimos años con participación de unos cien mil soldados, más de mil quinientos vehículos blindados, más de ciento treinta aviones y helicópteros y setenta buques de superficie y submarinos de la Flota del Pacífico.

La envergadura del ejercicio induce a pensar que la máquina de guerra rusa en el Extremo Oriente está entrando a una nueva fase de desarrollo. 
Fue “examinada” la región militar Oeste integrada por las tropas terrestres de la antigua región de Extremo Oriente, la Flota del océano Pacífico y las unidades locales de la Fuerza Aérea, unidas bajo el mando estratégico del almirante Konstantín Sidenko. La nueva jerarquía de mando supone un alto grado de coordinación entre todas las armas y unidades con la posibilidad de formar grupos de combate tácticos y operativos en tiempo real. En estas condiciones, cualquier comandante de una brigada terrestre que opere en la costa debe estar preparado para asumir también el mando de un grupo naval cercano. A su vez, un oficial naval que dirija la defensa de un archipiélago tiene que tener siempre en cuenta la posibilidad de que se le asigne el mando de una unidad de infantería motorizada o artillería. La dirección general de la operación puede ser encomendada a un general de aviación según la fuerza que cumpla la misión principal en cada teatro de guerra concreto. 

En Rusia, la necesidad de una reforma que mejore la coordinación entre los diversos tipos de armas se ha ido comentando desde hace ya muchos años. Es algo que ya se ha hecho en EEUU y de repente se habría hecho en la Unión Soviética, si no hubiera dejado de existir. El anterior jefe del Estado Mayor General, Nikolái Makárov, estuvo siempre pendiente de este tema. La creación de mandos estratégicos unidos fue una de las prioridades de la reforma impulsada por el exministro de Defensa, Anatoli Serdiukov. 
La nueva estructura requiere de un largo período de pruebas técnicas y funcionales, pero ésta es la opción estratégica de la jefatura suprema de las Fuerzas Armadas de Rusia. 

Magnitud y sorpresa 
La magnitud de las maniobras es impresionante: más de cien mil soldados, más de ciento cincuenta aviones y helicópteros, setenta buques de superficie y submarinos, más de mil quinientos vehículos blindados, así como piezas de artillería, sistemas antiaéreos, misiles táctico-operativos y todo lo que es retaguardia. 
Pero, la magnitud sola no es lo más importante en este caso. El punto clave del ejercicio es combinar la magnitud con el efecto sorpresa. La insólita rapidez con que fueron movilizadas decenas de brigadas de cuatro ejércitos y otras fuerzas de la región es una clara muestra de lo que vale una máquina de guerra operando “aquí y ahora”. Un sistema tan enorme no puede estar absolutamente exento de problemas y deficiencias que seguramente ocuparán más de una página en el respectivo informe pericial, pero lo esencial es verificar la factibilidad general del esquema y si es lo suficientemente resistente como para garantizar el cumplimiento de las tareas a pesar de los posibles problemas técnicos. 

El ejercicio simulaba una operación defensiva en la región con el arribo inmediato de refuerzos procedentes de las zonas central y occidental del país. Dadas las recientes maniobras navales conjuntas con China y los tradicionales roces sobre las islas Kuriles con el Japón, el objetivo parece bien claro. Tampoco son un enigma las razones para incorporar a las pruebas a la Flota del Pacífico, prácticamente en su totalidad. Los militares de Rusia tienen presente el “escenario de las Malvinas” y estiman el alto grado de preparación de las tropas desplegadas en el Extremo Oriente como una de las mejores garantías contra su eventual repetición. Esta región recibirá en los próximos años la mayor parte de las armas y los equipos modernos de acuerdo al Programa Estatal de Armamento. Tan solo en 2014 se le entregarán más de treinta nuevos aviones de combate. La Flota del Pacífico que en todo caso llevará el mayor peso de las posibles operaciones en la inmensa región entre Vladivostok y Sajalín y entre Petropavlovsk y la punta sur de las islas Kuriles, también recibirá refuerzos. Hasta el año 2020, se le entregarán al menos diez buques nuevos, incluidos los portahelicópteros de desembarco Mistral, así como submarinos, aviones y helicópteros modernizados y buques de apoyo.

La voz de Rusia

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