Foto: www.dogswar.ru
El Gobierno busca financiación para llevar
este proyecto a término. Pero el más ambicioso y costoso programa de
defensa de España está a punto del fracaso. Solo cuatro años después del
inicio de la construcción de los submarinos del tipo S-80, descubrieron
que estos serían demasiado pesados. Debido a un sobrepeso de cien
toneladas, estos submarinos se hundirían inmediatamente después de ser
echados al agua. Según lo planificado, estos cuatro submarinos S-80
costarían al contribuyente español cerca de 2,2 millardos de euros y
pasarían a disposición de las Fuerzas Navales en 2015, sin embargo, la
corrección del proyecto exigirá una inversión de quinientos treinta
millones de euros más, lo que puede resultar un lastre considerable para
el presupuesto español, seriamente deteriorado por la crisis
financiera.
Según los representantes de la compañía de
construcción naval Navantia, responsable del proyecto S-80, el diseño
fue aprobado en 2005, pero durante los cuatro años que transcurrieron
hasta que comenzó la fabricación de las naves en los astilleros, el
Ministerio de Defensa exigió la inclusión de equipamiento adicional.
Según The Local, el sobrepeso
de cien toneladas puede resultar fatal para un submarino con un
desplazamiento de dos mil cuatrocientas toneladas en estado sumergido.
Ahora,
Navantia solicita medio millardo de dólares más para corregir el
proyecto. Ya que resulta disminuir su peso, los ingenieros prevén
incrementar las dimensiones de este submarino de setenta y un metros. En
cualquier caso, este proceso retrasará la entrega en uno o dos años.
Los astilleros de Navantia han suspendido temporalmente los trabajos del
S-80 debido a que no han llegado a un acuerdo con el Gobierno y, según The Murcia Today, los constructores navales están a punto de comenzar una huelga, motivada por la ausencia de trabajo.
Los
medios de prensa españoles señalan que las Fuerzas Navales del país
tendrán que tomar medidas para alargar el tiempo de servicio de la
actual flota submarina, compuesta por tres submarinos franceses Agosta,
con sistemas diésel-eléctricos. Estos fueron proyectados en los años
setenta y están tecnológicamente obsoletos, por lo que al menos uno de
ellos debía ser dado de baja en 2016.
Europa Pressinforma
que los representantes de Navantia contaron a sus periodistas que
semejantes errores en los proyectos de las nuevas naves de guerra son
“comunes” y la compañía prevé movilizar todas sus fuerzas para
enmendarlos.
En tanto, las Fuerzas Navales de España no
ven con optimismo las perspectivas del proyecto, ya que los problemas
con los nuevos submarinos ponen en riesgo todo el programa de rearme de
la flota. Anteriormente, bajo presiones del Gobierno, que exigía la
reducción del gasto en defensa de un 60 %, las Fuerzas Navales de España
se vieron obligadas a renunciar al proyecto de la construcción de un
nuevo portaaviones, y las Fuerzas Armadas tuvieron que cancelar el
principal desfile militar de Madrid. Los miembros de la fracción
opositora parlamentaria Izquierda Unida ya exigieron a los militares y
proyectistas un informe sobre la situación del proyecto S-80.
Según
lo planificado, los cuatro submarinos S-80, con un valor de quinientos
treinta millones de euros cada uno, entrarían en servicio entre 2015 y
2018, siendo unos de los más modernos a nivel mundial. Contarían con
motores de bioetanol e hidrógeno, sin consumo de aire atmosféricos, y
torpedos alemanes DM2A4.
Según la clase, los submarinos
S-80 son homólogos a los submarinos no atómicos rusos del proyecto 677
Lada: la primera nave de este proyecto, el “San Petersburgo”,
actualmente está en período de prueba en las Fuerzas Navales de la
Federación Rusa. Se estima que antes de 2020 la flota de Rusia recibirá
dos submarinos más de este tipo.
La voz de Rusia
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