Foto: La Voz de Rusia
China no ceja en su intento de reforzar sus
posiciones en África. El comercio entre ambos aumentó de veinte mil
millones de dólares, en el año 2000, hasta doscientos mil millones, en
2012. El año pasado, China invirtió en la economía africana un total de
veinte mil millones de dólares. En África operan dos mil compañías
chinas. A cambio de facilidades crediticias por parte de China, las
compañías chinas obtienen acceso a las riquezas naturales del continente
africano y a la realización de grandes proyectos de infraestructura. He
aquí lo que nos comentó al respecto el director del Centro de Estudios
Ruso-Chinos en la Universidad Estatal de Moscú, Evgueni Záitsev:
–La
presencia china en el continente africano es una de las más palpables y
dinámicas, si la comparamos con las actividades de tradicionales
agentes de ese mercado, como la Unión Europea, Rusia y EEUU. Como socio
económico y comercial de países africanos, y el continente en su
conjunto, China es mucho más dinámica que el resto de las naciones
integrantes del proceso.
La cooperación entre
China y los países africanos no se reduce a la economía. En veintidós
países del continente operan los Institutos Confucio considerados como
una de las principales herramientas de la expansión china en el
exterior: el llamado “poder blando”. Miles de jóvenes africanos son
becarios del Gobierno chino y estudian en China. Así que dentro de
algunos años las élites políticas de países africanos podrán comunicarse
libremente con sus socios chinos en el idioma de Mao Zedong. Esto
indica que el interés de China hacia África tiene carácter estratégico,
concluye Evgueni Záitsev:
–Creo
que los máximos dirigentes de China, que suelen planificar sus acciones
con muchos años de antelación, se han planteado la tarea estratégica de
quedarse en África por mucho tiempo. Es decir, sus planes con respecto
al continente africano son de largo alcance e importante envergadura.
La
actividad china en África preocupa a Occidente y, especialmente, a
EEUU. El verano pasado la entonces secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton,
realizó una importante gira por el continente. Hizo muchas
declaraciones en una de las cuales señaló que los tiempos, cuando los
forasteros llegaban a África para enriquecerse sin dar nada a cambio,
deben pasar y criticó a las naciones que “prestan dinero a África sin
importarles que ese dinero caiga en manos de regímenes autoritarios”. No
mencionó a China directamente, pero todo el mundo se dio cuenta de a
quién se refería. Sobre todo, porque China realmente no hace caso al
nivel de democracia existente en los países con que trata, observa el
investigador jefe del Instituto de África, Vladímir Shubin:
–En
muchos casos China ofrece créditos con muy buenas condiciones. Y no
suele relacionarlos con temas políticos. Por eso, los países que son
considerados casi como parias en Occidente, no tienen problemas en los
negocios con China.
Sería erróneo pensar que solo
Occidente siente temor ante la expansión china en África, por la simple
razón de que el creciente poderío de China molesta a EEUU y Europa. En
realidad, el comportamiento de China también asusta a parte de las
élites políticas del continente africano. Hace algunos días, el gerente
general del Banco Central de Nigeria, Lamido Sanusi, publicó un artículo
en el diario The Financial Times,
en el que acusó a Pekín de colonialismo. A su modo de ver, los
africanos siguen considerando a China como un país en vías de desarrollo
y le confían más que a Occidente, sin fundamento alguno. Y en muchos
casos los beneficios de la cooperación con China resultan bastante
cuestionables. Así, China prefiere utilizar mano de obra propia para
llevar a cabo grandes proyectos de infraestructura en África, negando
empleo a la población local. Estas obras, por lo tanto, no generan
nuevos puestos de trabajo para los africanos.
La voz de Rusia
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