
Foto: EPA
En el mundo se está cociendo algo muy extraño, algo de lo que hasta los más ignorantes pueden darse cuenta.
La crisis económica augura un futuro incierto y
desesperanzador para muchos y ni siquiera hay respuestas claras que
expliquen los siniestros que acontecen día tras día.
Todo
brote de esperanza no es más que un simple oasis fabricado por las
grandes "elites”, para evitar que los humanos entren en pánico absoluto
antes de cuenta. Pero hay algo más que va mucho más allá de un crac
económico mundial. Hay alguien que no está contando “algo” y se prepara
para otro “algo” muy gordo e imprevisible.
Los expertos
de las Naciones Unidas se preguntan por qué China importó 2,6 millones
de toneladas de arroz en 2012, lo que serían cuatro veces la cantidad
importada en 2011. Sin duda podríamos pensar que dada la débil situación
económica del mundo, esto podría ser una estrategia económica para
aprovechar la bajada generalizada de precios.
Pero, ¿es
normal que esto también suceda con minerales como el hierro? ¿Para qué
comprar más hierro cuando en China hay un gran superávit de esta materia
prima? ¿Otra maniobra comercial?
Podríamos preguntarnos
entonces por qué invierten en oro si no es dinero en definitiva, por
qué se construyen grandes ciudades que luego resultan estar vacías, por
qué cada vez se insiste más en tener un poder nuclear activo, etc.
Comprar activos físicos y materias primas a un nivel de un 400 % de
golpe y porrazo para almacenar, no tiene mucho sentido.
Estos
últimos años se han desarrollado múltiples tecnologías de manipulación
informática capaces de atacar a centrales nucleares, mapear las redes de
abastecimiento de agua, bloquear las redes de los gobiernos y paralizar
la logística comercial de cualquier punto del mundo. ¿Para qué perder
tanto dinero y tiempo en estos asuntos? ¿No tiene el mundo otros
problemas?
También se han desarrollado tecnologías de
impacto electromagnético capaces de desarticular flotas militares,
infraestructuras eléctricas y herramientas para causar daños en puntos
estratégicos con consecuencias inimaginables.
Ahora,
desde la península de Corea nos están llegando cada día amenazas de
carácter mundial con armas nucleares de por medio. Esto no puede ser
solo una broma o un juego de mal gusto. Romper los tratados de
desnuclearización, para realizar constantemente pruebas atómicas,
tampoco es nada normal y reabrir todas la centrales nucleares de un país
de manera ilegal, cuando ya fueron cerradas hace más de cinco años,
tampoco es normal.
La preocupación de las grandes
potencias mundiales y el despliegue de medios, como es el caso de
Estados Unidos, son un síntoma de que estamos ante una gran amenaza que
debe controlarse para no llegar al punto de no retorno.
La
guerra en la península de Corea, los conflictos entre EEUU y China, los
conflictos en Oriente Medio, la inestabilidad en los países de la
antigua Unión Soviética, la rebelión tuareg en África, la situación
económica insostenible de Europa, etc., son algunos de los indicios que
auguran lo peor.
En Rusia, se anunció la construcción
de cinco mil búnkeres subterráneos el año pasado, para refugiarse ante
futuros hipotéticos ataques. En Europa, se ha construido el Doomsday
Seed Vault, el mayor almacén de semillas en previsión al día del
apocalipsis. Y la primera potencia del mundo, EEUU, ha almacenado
millones de toneladas de alimentos para que sean utilizadas en casos de
emergencia extrema.
En definitiva, hay demasiados
sucesos y situaciones de dudoso entendimiento, si consideramos que, en
teoría, estamos viviendo en el mundo civilizado del siglo XXI con un
objetivo: la paz mundial.
La voz de Rusia
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