El traslado a Moscú, el 22 de enero pasado, a bordo de dos aviones del Ministerio de Situaciones de Emergencia de Rusia (MChS, por sus siglas en ruso), de 77 ciudadanos rusos que residían en Siria, condujo a la publicación de una serie de comentarios en torno a las relaciones ruso-sirias.
Cabe
destacar que esas personas, que se encontraban en el Líbano, decidieron
por voluntad propia salir de Siria. La mayoría de ellas son mujeres
rusas casadas con ciudadanos sirios, sus hijos y esposos nacionalizados
rusos, proceden de diferentes ciudades sirias como Damasco, Alepo y
Homs.
Algunos
expertos aseguran que el Gobierno de Rusia considera que las autoridades
de Siria ya no pueden garantizar la seguridad de los ciudadanos rusos,
razón por la que el país eslavo optó por una “evacuación”
de los mismos. Respecto a esto lo último, el Gobierno ruso ha aclarado
que decidió ofrecer a sus ciudadanos la posibilidad de abandonar el país
árabe y no de una evacuación masiva como intentan hacer creer.
Asimismo,
destacan que con la supuesta evacuación de sus ciudadanos, el mismo
Moscú ha comenzado a debilitar más las posiciones del presidente de
Siria, Bashar Asad, puesto que está convencido de que su derrocamiento
será un hecho inevitable.
Es
interesante ver cómo los medios occidentales, para los que escriben
esos expertos, se esmeran en publicarlos para fomentar la discordia
entre Rusia y Siria, para crear una imagen débil del país eslavo frente
al conflicto por el que atraviesa el país de Oriente Medio, con el que el país euroasiático ha mantenido muy buenas relaciones durante muchos años.
Los
atentados terroristas perpetrados en los últimos tiempos en el país
árabe, el despliegue de armamento de “defensa” por parte de Turquía a lo
largo de la frontera siria, la libertad que se adjudica Israel para
bombardear impunemente el territorio sirio, así como sus planes de crear
una “zona de seguridad” en la frontera siria, evidencian que la
situación en la nación árabe, sumida desde marzo de 2011 en un violento
conflicto armado, es cada día más tensa.
Ello
explica claramente la posición de Rusia con respecto a sus ciudadanos
que viven en Siria. Según el registro consular de la embajada rusa en
ese país, unos 8008 ciudadanos rusos residen en territorio sirio. No
obstante, según diplomáticos rusos, en la nación árabe residen alrededor
de 25 000 mujeres rusas casadas con sirios que no están inscritas en el
citado registro.
Sería
ilógico que una potencia como Rusia no se preocupe por la seguridad e
integridad física y moral de sus ciudadanos, sobre todo, cuando miembros
de la oposición a Bashar Asad
consideran a sus ciudadanos, que se encuentran en territorio sirio,
como “blanco legítimo” de los rebeldes, que últimamente son calificados
por algunos países de la comunidad internacional como terroristas.
Rusia
no puede permitir que se repita la situación en la cual sus ciudadanos
se vieron agredidos durante el ataque perpetrado por Georgia contra
la república de Osetia del Sur en agosto de 2008. Como es de
conocimiento tres cuartos de la población de esa república caucasiana
son ciudadanos rusos.
El presidente del país eslavo, Vladímir Putin,
durante la ceremonia de entrega de cartas credenciales por parte de
diecinueve nuevos embajadores en Moscú, que tuvo lugar el pasado 24 de
enero, advirtió que en Siria podría tener lugar una situación semejante a
la de Libia tras la intervención militar por parte de EEUU y sus
aliados de la OTAN, en la que el tráfico ilícito de armas ha contribuido
a que la situación en Malí se agrave y, como consecuencia, se produzca
un atentado terrorista contra una planta de gas en Argelia en el que
murieron civiles.
Si
prestamos atención a las declaraciones del mandatario ruso y al
desenlace de los acontecimientos en los últimos años en torno a Oriente
Medio, Rusia está advirtiendo indicios de un plan de intervención
militar en Siria. Solo falta la razón por la que los países interesados
en derrocar a Asad están buscando. Algo así como el atentado terrorista
del 11 de septiembre de 2001 en EEUU. Entonces sería inevitable la
invasión del territorio sirio.
La voz de Rusia
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