En enero pasado, la agencia exportadora de armas rusa Rosoboronexport, contrariamente a su propia política empresarial, desmintió los rumores sobre el suministro a China de un lote de bombarderos Tu-22M3.
Por
regla general, esta entidad no comenta los rumores que circulan en el
mercado. Pero los últimos años, la información sobre la venta de estos
aviones a China aparecía con tanta frecuencia y provocaba repercusiones
tan amplias que ya era imposible seguir desatendiéndola. La propagación
de los rumores tenía como objetivo distraer la atención de los planes
chinos, proyectados al fomento de la aviación estratégica.
La
venta de los Tu-22M3 sería imposible por razones meramente técnicas. La
fabricación de este avión cesó en 1993. Se tendrían que invertir miles
de millones de dólares tan sólo para reanudar la producción del modelo
diseñado en los años setenta. Las discusiones en torno a la venta a
priori imposible de estos aviones distrae la atención de los procesos
reales en la aviación estratégica china.
En
2009 y en 2011, China concertó contratos para la compra de 239 motores
D-30КP2 que se instalan en los nuevos bombarderos H-6K, en los aviones
Y-20, así como en los Il-76, anteriormente vendidos a China. Pero los
Y-20 todavía están en la fase de pruebas en vuelo, mientras que los
Il-76 no son tantos como para justificar tamañas compras. La mayor parte
de los motores está destinada para los H-6K, los más modernos aviones
chinos, diseñados tomando como prototipo el bombardero soviético Tu-16.
Cada avión de este tipo necesita dos motores y es capaz de portar 6
misiles de crucero con un alcance superior a 2500 kilómetros.
Así
las cosas, incluso los sesenta aviones H-6K, disponiendo de una mayor
autonomía de vuelo gracias a los nuevos motores, serán capaces,
despegando de la República Popular China, de lanzar hasta 360 misiles
alados contra cualquier zona de Asia del Este.
En
la actualidad, solo EEUU es capaz de emplear a una escala tan amplia
los misiles alados. Consiguientemente, ya ahora la aviación estratégica
china podría devenir un importante factor en la correlación de fuerzas
en el área.
Para
seguir incrementando su poder, los chinos no necesitan como prototipos
los aviones soviéticos de la década del setenta. El paso siguiente en el
desarrollo de los H-6K ha de ser la capacidad para reabastecerse de
combustible en el aire, lo cual requiere no solo modificar el diseño del
avión sino también disponer de potentes aviones cisterna.
Las
actuales pruebas del avión pesado chino de transporte Y-20 dan
fundamentos para suponer que en un futuro este país tendrá su propio
avión cisterna pesado. La prensa china sostiene que la Fuerza Aérea del
país necesita treinta aviones de este tipo. Dado que será imposible
montar la producción en serie de Y-20 antes de 2017, China ya intenta
adquirir aviones cisterna en el extranjero. Tiene suscrito un contrato
con Ucrania para el suministro de tres aviones de reportaje Il-78 de
fabricación soviética. Este contrato ya está cumplido o será cumplido en
plazos breves. No se descartan compras similares en otras ex repúblicas
soviéticas.
Los
aviones de reportaje harán posible dotar de ojivas nucleares los
aviones H-6K y sus misiles alados. Una indudable ventaja de los
bombarderos estratégicos es la posibilidad de su empleo en el período
amenazado para realizar el patrullaje con misiles de crucero a bordo.
Permaneciendo
durante horas en zonas seguras sobre su propio territorio y
reabasteciéndose en el aire, los bombarderos resultan invulnerables para
los ataques del enemigo y podrían disuadirlo de las tentativas de
asestar golpe preventivo.
Resumiendo,
en un futuro próximo, la aviación estratégica china podría pasar a ser
tanto una herramienta eficaz para amedrentar a los posibles adversarios
en Asia del Este, como importante componente de las fuerzas nucleares de
la nación.
La voz de Rusia

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