El Ministerio de Defensa de Rusia está estudiando los planes de reorganización de la aviación de transporte. El objetivo central es reducir la dependencia de los fabricantes ucranianos.
Se hará hincapié en los proyectos de las oficinas de diseños y proyectos nacionales.
¿Se renunciará a los Antónov?
Los
aviones Antónov –del An-26 al Ruslán– históricamente sentaron las bases
de la aviación soviética de transporte militar, y ahora mismo
constituyen una buena parte de ella. Al propio tiempo, algunos problemas
en la cooperación con Ucrania y la política general de reducción de la
dependencia de las importaciones en el sector de la defensa, amenazan
con un repliegue de los proyectos ucranianos, lo que puede acarrear
diversas consecuencias.
El programa estatal de
armamento para los años 2011-2020 contempla la compra en esta década de
no menos de seiscientos aviones para la Fuerza Aérea de Rusia, entre
ellos más de un centenar de aeronaves de transporte militar. Cuarenta
aparatos serán Il-476 – versión modernizada del Il-76, cuya producción
se está desplegando en Uliánovsk. La abrumadora mayoría de los restantes
deberán ser de la familia Antónov, incluyendo el An-124 Ruslán y el
An-70. Pero hoy la suerte de estos aviones está en suspenso.
El
programa largamente anunciado de reanudación de la producción del
An-124, por lo visto, es considerado redundante. La Fuerza Aérea de
Rusia ha decidido reparar y modernizar los Ruslán existentes, al tiempo
que las empresas de explotación no pueden “cargar” con este programa sin
el encargo estatal: el precio de estas máquinas es muy alto para ellas.
También
queda en suspenso el destino del An-70. El gobierno ruso tiene previsto
decidir la adquisición y el financiamiento de la producción solo una
vez finalizadas las pruebas. Y esto retrasa automáticamente el posible
inicio de la producción de la empresa aeronáutica de Kazán.
La
suerte del avión ligero An-140T (variante del An-140 en explotación) se
decidirá en la competencia con el proyecto ruso Il-112B. Los
constructores aeronáuticos nacionales cabildean la reanudación de los
trabajos en el proyecto ruso.
Es hora de tomar resoluciones
La
Fuerza Aérea de hecho se ha asegurado la incorporación solo del nuevo
avión de transporte Il-476. La suerte que correrán los demás está en
suspenso. Es evidente que el asunto puede resolverse parcialmente para
los próximos quince-veinte años mediante la reparación y modernización a
fondo. En primer lugar se trata de los aviones An-22 y An-124. Pero en
el segmento de los aparatos medianos y ligeros, donde el An-12 y el
An-26 paulatinamente están siendo dados de baja, la reparación y
modernización ya no serán ayuda alguna.
Para no
afrontar la situación en que Rusia deba comprar aviones extranjeros de
esta clase, la resolución sobre el particular debe ser tomada en el
curso del año. En la clase de aparatos ligeros ya se ha determinado la
opción, mientras que en la clase de aviones medianos habrá que optar
entre el proyecto ruso-indio MTS/MTA y el ucraniano An-178. Y,
obviamente, hay que decidir el destino del An-70 y el An-124. La primera
de estas aeronaves, con sus características únicas de despegue y
aterrizaje, es indispensable para Rusia por su enorme territorio, en el
que no hay tantos los aeródromos buenos. La segunda máquina puede
brindar a las Fuerza Aérea enormes posibilidades en el plano del
traslado estratégico de tropas. El quid de la cuestión estriba en qué
medida se comprenden estas posibilidades y en qué medida se considera de
actualidad su incremento del número de esos aviones.
La voz de Rusia
No hay comentarios:
Publicar un comentario