jueves, 10 de enero de 2013

Las discrepancias entre Rusia y Kazajstán por el cosmódromo Baikonur

Rusia y Kazajstán, dos países con fructífera cooperación en numerosos campos están enfrentados en la esfera espacial.

Las discrepancias surgidas entre Moscú Astaná por las condiciones de alquiler del cosmódromo Baikonur han adquirido estatus oficial: a finales de 2012 a Astaná fue enviada una nota, por la cual Moscú exige explicaciones por las últimas declaraciones del Jefe de la Agencia Espacial de Kazajstán, Talgat Musabáev. En opinión de las autoridades rusas, esas declaraciones son “injustificablemente bruscas y no se corresponden a sus atribuciones”.

En 2008 Talgat Musabáev se pronunció por la revisión del contrato de alquiler del cosmódromo por Rusia, señalando que promovería la reducción del número de lanzamientos de los cohetes rusos Protón. En diciembre de 2012, en una intervención ante los miembros del Parlamento kazajo, el Jefe de la Agencia Espacial propuso quitarle a Rusia la posibilidad del alquiler de las instalaciones de Baikonur. El Ministerio de Asuntos Exteriores de Kazajstán, por su parte, se precipitó a aclarar que poner en práctica estos planes sería “ingenuo y poco sensato” y a precisar que las palabras de Musabáev habían sido tergiversadas por los periodistas.

Las explicaciones de los diplomáticos no sirvieron para mucho, dado que las discrepancias sobre el asunto han surgido hace algunos años. En una ocasión Rusia tuvo que revisar el acuerdo sobre el arrendamiento de Baikonur y la nueva redacción del documento permanecerá en vigor hasta 2050, desembolsando Moscú anualmente ciento quince millones de dólares. Sin embargo, de vez en cuando la parte rusa se topaba con “incidentes sin mayor importancia”, como, por ejemplo, lanzamientos aplazados por razones poco precisas. Para aclarar la situación, Moscú optó por formar una comisión intergubernamental para el cosmódromo de Baikonur, encabezada por el viceprimer ministro del Gobierno ruso, Igor Shuválov. Como resultado, a Astaná le fue enviada una nota.

La primera pregunta es ¿qué es lo que está buscando Kazajstán? Es evidente que no podrá gestionar el cosmódromo por su cuenta, explica el Director del Consejo para la Estrategia Nacional, Valeri Jomiakov:
—Kazajstán es incapaz de atender las necesidades del cosmódromo: allí se necesitan técnicos de altísima calificación, además de quienes se encargan de la comunicación, de repostar el equipo o de los problemas de ingeniería, y los expertos kazajos solo podrían cumplir parte de las tareas.
No obstante, el objetivo de Astaná no es echar a la Agencia Espacial de Rusia del cosmódromo, opina el experto del Instituto de los Países de la CEI, Andrei Grozin:

—Kazajstán está muy interesado en desarrollar el ala derecha del cosmódromo, es decir, las rampas de lanzamiento para los cohetes Zenit. Le gustaría convertirse en su definitivo propietario, para poder de esta forma sacar beneficios de los posibles lanzamientos en cooperación con los europeos, los ucranianos y algunas empresas rusas, además del alquiler de las instalaciones.

El proyecto en cuestión fue diseñado para lanzamientos ecológicos, es decir, sin uso del combustible geptil que es altamente tóxico, de los cohetes de la clase Zenit y Angará. De esta forma Astaná planea mantener el monopolio para los viajes al espacio y al mismo tiempo retener a Rusia. Sin embargo, en opinión de los expertos, el comportamiento de Kazajstán podría resultarle contraproducente, llevando a que Moscú promueve la creación de cosmódromos alternativos. Y esta tarea ya se ha reflejado en el Programa Estatal del desarrollo del sector espacial de Rusia hasta el año 2020, aprobada por el primer ministro ruso, Dmitri Medvédev, a finales del pasado mes de diciembre. Así, en calidad de objetivos prioritarios se citaron en el documento la creación en el territorio de Rusia del cosmódromo Vostochni y la modernización de las instalaciones del cosmódromo Plesétsk.
En cuanto a Baikonur, en los círculos profesionales existe la certeza de que ambos países arreglarán en breve sus malentendidos.

La voz de Rusia

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