El presidente de Siria, Bashar Asad, perfiló hoy un plan de
arreglo que prevé la convocatoria de una conferencia para la
reconciliación nacional y la formación de un nuevo Gabinete pero
reafirmó su rechazo a la injerencia extranjera en el conflicto y
descartó el diálogo con “títeres” occidentales.
Al intervenir con un discurso a la nación, televisado en
directo y el primero en varias semanas, Asad lamentó el gran número de
víctimas y refugiados a raíz del conflicto que dura casi dos años pero
reiteró que el pueblo sirio se opone a los extremistas que comparten la
ideología de Al Qaeda y reciben armas y financiación desde el
extranjero.
Negó que sus oponentes representen una revolución, porque carecen de ideas y líderes, y los calificó de obscurantistas.
El presidente esbozó una serie de medidas que, a su juicio, contribuirían a resolver la actual crisis.
“La primera etapa de una solución política requeriría que las
potencias regionales dejaran de financiar y armar” (a la oposición),
manifestó.
El Ejército podría entonces cesar las operaciones militares aunque se
reservaría el derecho de defender los intereses del Estado.
Una vez logrado el primer objetivo, el Gobierno entablaría contactos
con “individuos y partidos políticos” para celebrar una conferencia de
reconciliación. Al mismo tiempo, Asad subrayó que sería un diálogo con “aquellos que no han traicionado a Siria” y descartó la negociación con “un títere fabricado por Occidente”.
La tercera fase consistiría en elaborar una especie de Carta
Nacional y someterla a un referéndum, a lo cual seguirían las elecciones
parlamentarias, la formación de un nuevo Gobierno y una amnistía.
La intervención del presidente sirio, que tuvo lugar en la Sala
de Ópera de Damasco y fue interrumpida más de una vez por aplausos, es
la primera desde que en noviembre pasado anunció en una entrevista con
la televisión rusa la decisión de “vivir y morir en Siria”.
El conflicto en Siria causó más de 60.000 muertos y medio millón de
refugiados desde marzo de 2011, según las estimaciones de la ONU.
La Coalición Nacional de las Fuerzas de Oposición y
la Revolución Siria (CNFORS), reconocida por 130 países, insiste en la
dimisión de Bashar Asad.
Ria Novosti
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