El medio político y el mundo del espectáculo… Ambos usan las mismas tecnologías promocionales, y a estas alturas resulta difícil decir con exactitud quien tuvo la prioridad en cada caso concreto.
“¡El show continuará el
año entrante! ¡Se transmitirá por radio, televisión y la red de Internet
durante todo el 2013!” Más o menos así podría sonar el slogan final de
la campaña publicitaria de Moscú y Washington en 2012. Una nueva ronda
de enfrentamiento entre los viejos amigos rivales se está desarrollando a
nivel de los parlamentos. EEUU sacudió presuntuosamente el polvo de la
vetusta enmienda Jackson-Vanik y la tiró a las llamas para aprobar de
inmediato un documento de tonalidad aún más prehistórica: la famosa Acta
Magnitski. Rusia respondió emitiendo una “lista negra” de políticos
estadounidenses y prohibiendo la adopción de niños rusos por ciudadanos
de EEUU.
A grandes rasgos, la partida de ajedrez que
están jugando Moscú y Washington se desarrolla de manera bastante
lógica. Los medios y métodos no tienen mucha importancia. Las
complicaciones son inevitables, opina el Gran Maestro Internacional de
Ajedrez, Alexéi Kuzmin:
—El
año que viene la posición en el tablero de la partida política
Rusia-EEUU se tornará aún más complicada. Las partes prácticamente han
agotado los argumentos para ponerse de acuerdo en cuanto a la defensa
antimisiles en Europa, los temas de Irán y Siria y el “siempre verde”
problema de Medio Oriente. No hay más oportunidades para simplificar la
posición. Un ajedrecista con frecuencia tiene que resolver el problema:
¿hasta qué punto le conviene seguir complicando la posición? Cada
maestro experimentado sabe lo difícil que es provocar una reacción
adecuada del rival a una jugada riesgosa, pero en perspectiva muy
ventajosa para uno. Además, la jugada provocativa que resulta ineficaz
solo debilita la posición de quien la hace.
Al
mismo tiempo, independientemente de las jugadas que se hagan, es poco
probable que se llegue a un conflicto real, afirma el Gran Maestro
Internacional de Ajedrez, Vladislav Tkachov:
—Ningún
gesto orientado al público general, como las listas de Dima Yákovlev y
Magnitski, el despliegue de nuevos componentes de las defensa
antimisiles o el respaldo a una de las partes en conflicto en Siria, es
capaz de afectar seriamente las relaciones entre Rusia y EEUU. Y no
porque el presidente de EEUU tenga una actitud diferente en estos
asuntos, sino porque todos estos temas ya se han vuelto tradicionales y
determinan el contexto actual de las conversaciones bilaterales, cuando
Washington, inicialmente, imita interés por nuestro punto de vista, para
luego proceder como le dé la gana. Aprovechando su condición de
potencia hegemónica, define unilateralmente si es hora de roces o de
abrazos. El paralelo con una partida de ajedrez es evidente: al
controlar las zonas clave del tablero, uno tiene la libertad de optar
por un cambio de piezas o un ataque directo al rey enemigo.
La
posición hegemónica, sin embargo, no le parece suficiente a Obama como
para aceptar la “demanda de la opinión pública estadounidense”
incluyendo en la lista negra a todos los diputados de la Duma de Estado
de Rusia.
Como de costumbre, Moscú tiene sus propias
importantes cartas de triunfo que aún no ha puesto sobre la mesa, agrega
Alexéi Kuzmin:
—La
Ley Dima Yákovlev y la prohibición legal de tener cuentas bancarias en
Rusia y entrar al territorio del país para todos los funcionarios de
EEUU sospechosos de corrupción forman parte de una maniobra estratégica
de gran alcance. Su objetivo es provocar una respuesta adecuada por
parte del rival. Esto solo reforzaría la posición de Vladímir Putin en
el campo propio del tablero.
También puede ser
una maniobra secundaria o “de distracción”, como la suelen llamar los
militares. En el eje principal, Moscú sigue avanzando hacia la meta de
manera planificada. Justamente esto le preocupa y le pone nervioso a
Washington, señala Vladislav Tkachov:
—El
único factor realmente capaz de afectar las relaciones bilaterales
sería la creación de una eficiente Unión Euroasiática. Hillary Clinton
ya habló sobre el tema. Es difícil mantener buenas relaciones con un
rival a que se pretende vencer.
Por lo
general, Moscú no quiere librar “guerras de listas” ni “inflar las
apuestas”. Éste no es nuestro camino, manifestó hace pocos días el
Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia. La única forma normal de
relaciones internacionales es el diálogo. Pero un diálogo supone la
participación de dos partes. Y si alguien que se cree hegemónico no
quiere prestar oídos a nadie, ojalá que el venidero año 2013 lo enseñe a
hacerlo…
LA voz de Rusia
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