El submarinista de la Armada británica, acusado
de divulgar secretos de estado e intentar transferir documentos
clasificados sobre el equipo técnico del submarino nuclear a un país
extranjero, reconoció su culpa.
El
suboficial de la Marina Real, Edward Devenney de treinta años, fue
arrestado en marzo del año en curso y reconoció haberse puesto en
contacto con agentes de los servicios secretos rusos.
El
rol de los agentes de la inteligencia rusa lo jugaron agentes del
contraespionaje británico. El suboficial cayó víctima de la operación de
la inteligencia de su propio estado.
La voz de Rusia
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