“En una primera etapa se trata de crear un supergrupo a partir de la Corporación de Misiles Tácticos y la empresa NPO Mashinostroyenia”, declaró Rogozin a la prensa. Agregó que “la idea fundamental es avanzar hacia las tecnologías supersónicas”, y que la decisión de formar la nueva estructura es fruto de medio año de discusiones.
La Corporación de Misiles Tácticos, que agrupa a una veintena de empresas del sector de defensa, y la productora de cohetes NPO Mashinostroyenia, vinculada en mayor grado a la agencia espacial rusa Roscosmos, se especializan en materias afines y tienen amplios contactos internacionales, según Rogozin. Recordó que NPO Mashinostroyenia colabora con la India en la producción de misiles BrahMos.
“Además de integrar los cerebros y el potencial industrial, pensemos en un polígono para ensayos”, sugirió el viceprimer ministro, convencido de que la sinergia contribuirá a “acelerar los proyectos hipersónicos”.
Rogozin, quien supervisa en el Gabinete los temas de industria militar, afirmó en agosto pasado que Rusia debería aprovechar la tecnología hipersónica en el desarrollo de un nuevo bombardero capaz de superar la defensa antiaérea y antimisil y llevar la carga de combate adonde sea necesario.
Anteriormente reconoció que Rusia anda muy a la zaga de EEUU en armas hipersónicas, retraso del que responsabilizó indirectamente al expresidente soviético Mijaíl Gorbachov y otros dirigentes políticos de finales de los 1980 que pararon los desarrollos más avanzados en esta materia.
Las armas hipersónicas, según Rogozin, pueden elevar la velocidad de respuesta, ampliar el alcance de sistemas de combate y hacerlos invulnerables ante interceptores modernos. Por hipersónica se entiende una velocidad que es 5-6 veces superior a la del sonido.
Ria Novosti
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