Después
de Neil Armstrong, solo once personas han caminado en la Luna y el
próximo terrícola que posará allí su pie será seguramente de China,
aunque otros países asiáticos como Japón o India destacan también en la
carrera espacial.
"Los viajes a la Luna
siempre han tenido una dimensión de prestigio, pero también científica.
La Luna podría presentar nuevas ventajas con perforaciones mineras para
combustible nuclear. China no esconde su interés ante esta
eventualidad", afirma a la AFP Morris Jones, un experto australiano de
las cuestiones espaciales.
"Nadie puede estar seguro
(del país) del que serán originarios los próximos astronautas que irán a
la Luna. Pero creo que hay una gran posibilidad de que sean chinos",
añade. A principios de febrero de 2010, el presidente estadounidense,
Barack Obama, había anunciado el abandono del costoso programa
"Constelación" de la NASA, que consistía en enviar de nuevo el hombre al
primer satélite de la Tierra.
Esta decisión deja a
China en cabeza en la carrera para retornar a la lunes. Pocos fueron los
chinos en 1969 en haber visto en televisión las hazañas de la misión
Apollo 11. Primero, para confortar su estatuto de gran potencia, China
sueña con ser el primer país asiático en enviar a un hombre a la luna.
Realiza
con este objetivo un ambicioso programa nombrado Chang'e, ya marcado
por el éxito de dos sondas lunares. Chang'e-1 (lanzada en octubre de
2007) y Chang'e-2 (lanzada en octubre de 2010), han permitido, después
de su puesta en órbita, efectuar observaciones muy detalladas de la
Luna.
La próxima etapa está prevista en 2013: la
misión Chang'e-3 debería incluir el alunizaje de un módulo encargado de
efectuar análisis científicos. Será el primer alunizaje de la historia
de China, que busca afirmarse como miembro del muy cerrado club de las
grandes potencias espaciales.
Una misión posterior
(Chang'e-4) prevé, por su parte, el regreso de una sonda lunar a la
Tierra. El programa debe culminar luego con el envío de hombres a la
Luna. "Si siguen a esta cadencia, (los chinos) tendrán la capacidad de
ir a la Luna hacia 2030", estima Jones.
Pekín avanza
en paralelo a gran velocidad en un programa para dotarse de una estación
orbital permanente. El pasado mes de junio la misión Shenzhu IX
permitió a China probar su capacidad en los amarres espaciales, etapa
esencial en la conquista del espacio. En esa ocasión, por primera vez
una mujer se hallaba a bordo de un cohete puesto en órbita. China se
enfrenta con éxito a desafíos cada vez más técnicos y recupera su
retraso ante Rusia y Estados Unidos en el ámbito de los vuelos
espaciales habitados.
Otros países de Asia tienen
también ambiciones lunares. En primer lugar se encuentra India, que
había logrado posar en la Luna una sonda el 14 de noviembre de 2008, un
hito desde el lanzamiento del programa espacial indio (1963).
Nueva
Delhi, que proyecta un vuelo espacial habitado en 2016, acaba de
anunciar el lanzamiento el año que viene de una sonda orbital alrededor
de Marte. En cuanto a Japón, es una potencia espacial de primera plana,
con niveles de tecnológicos muy avanzados respecto a China o India. Como
los países europeos, el archipiélago nipón participa en particular en
la Estación Espacial Internacional (EEI). El Nacional
La Voz de Rusia
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