“Antes que abogar por la aplicación de medidas forzadas, hay que cumplir lo acordado al margen del capítulo VII, es decir las resoluciones 2042 y 2043 e influir en todas las partes implicadas y no solo partir de exigencias unilaterales al régimen”, dijo Lavrov.
Al mismo tiempo, el jefe de la diplomacia rusa señaló que culpar a Rusia y China de la situación en Siria y amenazarles con consecuencias “es incorrecto” y “sobrepasa los límites de la diplomacia y la educación”.
Además, Lavrov denunció “elementos de chantaje” en la postura del Occidente respecto a la prolongación del mandato de la misión de observadores internacionales en Siria.
“A nuestro pesar, se hacen notar elementos de chantaje. Nos dicen que si no damos nuestro visto bueno a la resolución que aplica el capítulo VII del estatuto de la ONU, el mandato de la misión de observadores no será prorrogado”, explicó Lavrov al tiempo de añadir que es “inaceptable utilizar a los observadores en calidad de moneda de cambio”.
Los enfrentamientos armados entre las tropas leales al presidente sirio Bashar Asad y los grupos armados de la oposición causaron en Siria más de 10.000 muertos desde marzo de 2011, según estimaciones de la ONU. El número de víctimas mortales en el conflicto aumenta a diario, a veces, en decenas y centenares de personas como en el caso de la reciente matanza de Tremseh que, según diversos datos, causó entre 50 y 200 muertos.
A mediados de abril, un grupo de observadores de la ONU llegó a Siria para controlar el alto el fuego declarado como parte del plan de paz de Kofi Annan. Sin embargo, este plan no se cumple y los observadores declararon en junio que suspenden su labor debido a la escalada de violencia en Siria.
Ria Novosti
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