sábado, 31 de marzo de 2012

ESPIONAJE CHINO SOBRE EL F-35

En una nota publicada por Geoestrategia el 8 de febrero de este año,  dábamos cuenta de versiones sobre la supuesta influencia del espionaje chino en las demoras del desarrollo del F-35. No pudimos en ese momento aportar pruebas de que el espionaje realmente haya existido, de modo que seguimos investigando. Seguimos sin encontrar sustento real alguno a las versiones que corrieron (o se hicieron correr) sobre el tema, pero de todos modos lo que descubrimos es apasionante.

En ese momento informamos que supuestamente espías chinos habrían hackeado conferencias telefónicas y habrían escuchado reuniones en las que se discutieron asuntos tecnológicos secretos acerca de los aviones. Se dice que China podría haber robado información sobre comunicaciones seguras y sistemas de antenas del 35-F, que conducirían a costosas reescrituras de software y rediseños de otras partes comprometidas del avión. Ahora las versiones tomaron un giro inesperado y potencialmente mucho más grave. Trataremos de ser lo más objetivos posible al relatar las apasionantes novedades.

En las últimas semanas trascendió información de que se encontraron componentes electrónicos falsificados en equipo militar fabricado por Boeing, L-3, y Raytheon. Los mencionados componentes están actualmente en uso en aeronaves que cumplen tareas en zonas de combate afganas.

Los componentes electrónicos falsificados son a menudo partes obtenidas de computadoras de las décadas del ’80 y del ’90. Sus marcas son eliminadas mediante lijado y se les pone sellos nuevos de China.

El Armed Services Committee del Senado estadounidense anunció que las partes, en uso en el C-130J, el Boeing P-8A, y los 27J 3 L son, generalmente (no siempre), provenientes de China.

El portavoz del Ministerio Exterior de chino, Hong Lei, dijo "El gobierno de China está promoviendo activamente la cooperación en la lucha contra las mercancías falsificadas, con autoridades importantes de otros países y tales esfuerzos son bienvenidos."

Como parte de la investigación del comité del Senado norteamericano, los legisladores pidieron a la Government Accountability Office (Oficina de rendición de Cuentas del Gobierno) que comprara partes de armas de las empresas chinas (partes que las empresas estadounidenses de armas a veces compran) para ver si el gobierno chino estaba haciendo algo para acabar con el enorme problema. Así la GAO creó una compañía ficticia para comprar piezas (se especificó que debían ser nuevas) para el F-15 Eagles, el MV-22 Ospreys y dos submarinos nucleares. Lo que obtuvieron fueron partes falsificadas.

El problema es potencialmente gravísimo. Desde el 2009, más de un millón componentes de armas falsos han sido identificados como provenientes de  empresas chinas. Esos componentes forman parte de sistemas muy complejos, tales como submarinos y aviones de combate.

El tema no deja de tener un costado irrisorio. Si lo dicho es verdad, las empresas de armas estadounidenses compran componentes electrónicos para sus armas a China sin demasiados controles. En tanto el Senado americano espera que el problema lo solucione Pekín…

Pero la cuestión no termina allí, de hecho podría tener giros mucho más dramáticos.

Richard Clarke es el ex zar de la lucha contra el terrorismo de Estados Unidos. Se retiró después de largos años de servicio y actualmente dirige su propia empresa de seguridad informática, para ponerle un nombre modesto. Clarke afirma que todos los productos electrónicos fabricados en China bien podrían tener trampillas, “puertas” ocultas que permitirían al malware chino infectar los sistemas estadounidenses que contienen esos componentes. El malware podría hacer todo, desde controlar un dispositivo para hacerse cargo de determinado sistema para desactivarlo hasta robar secretos del mismo.

Si esto resultara ser cierto los portaaviones y aviones estadounidenses podrían ser paralizados totalmente justo en el momento en que estuvieran estacionados en el Estrecho de Taiwán y una salva de misiles contra buque chinos estuviera volando hacia ellos. Y esa es sólo una de las posibilidades.  China podría estar robando información tecnológica, financiera y militar estadounidense en cantidades inimaginables. Potencialmente hasta podría provocar un desastre financiero, por dar un ejemplo, manipulando algunos datos.

Pintar este panorama apocalíptico podría ser una estrategia de Clarke para promover los servicios de su empresa. Pero hay quienes recuerdan que fue este hombre quien predijo una acción dramática de Al Qaeda en Estados Unidos de Norteamérica, poco antes de que tuviera lugar el atentado del 11 de septiembre del 2001.

No hay pruebas de que las afirmaciones de Clarke tengan otro sustento que no sea el hipotético. De hecho cuando publicamos la nota sobre el F-35 y el espionaje chino recibimos comentarios en el sentido de que bien podría tratarse de una historia inventada para justificar las demoras en el programa. Algunas afirmaciones de los americanos podrían tener la intención de perjudicar a la industria china. Es muy ingenuo por parte de las empresas militares estadounidenses no hacer controles sobre los componentes chinos, si es que eso es cierto.

Todo queda en el plano especulativo y solamente la investigación del Senado habría aportado datos concretos. Por lo dicho, no nos apresuraremos a sacar conclusiones. El tema es apasionante y seguiremos investigando. Pero algo es cierto, en el mundo globalizado las fronteras se volvieron difusas. El enemigo, chino u occidental, podría estar escondido en cualquier parte, en cualquier computadora. En cualquiera.

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