En una nota publicada por Geoestrategia el 8 de febrero de este
año, dábamos cuenta de versiones sobre la supuesta influencia del
espionaje chino en las demoras del desarrollo del F-35. No pudimos en
ese momento aportar pruebas de que el espionaje realmente haya existido,
de modo que seguimos investigando. Seguimos sin encontrar sustento real
alguno a las versiones que corrieron (o se hicieron correr) sobre el
tema, pero de todos modos lo que descubrimos es apasionante.
En ese momento informamos que supuestamente espías chinos
habrían hackeado conferencias telefónicas y habrían escuchado reuniones
en las que se discutieron asuntos tecnológicos secretos acerca de los
aviones. Se dice que China podría haber robado información sobre
comunicaciones seguras y sistemas de antenas del 35-F, que conducirían a
costosas reescrituras de software y rediseños de otras partes
comprometidas del avión. Ahora las versiones tomaron un giro inesperado y
potencialmente mucho más grave. Trataremos de ser lo más objetivos
posible al relatar las apasionantes novedades.
En las últimas semanas trascendió información de que se
encontraron componentes electrónicos falsificados en equipo militar
fabricado por Boeing, L-3, y Raytheon. Los mencionados componentes están
actualmente en uso en aeronaves que cumplen tareas en zonas de combate
afganas.
Los componentes electrónicos falsificados son a menudo partes
obtenidas de computadoras de las décadas del ’80 y del ’90. Sus marcas
son eliminadas mediante lijado y se les pone sellos nuevos de China.
El Armed Services Committee del Senado estadounidense anunció
que las partes, en uso en el C-130J, el Boeing P-8A, y los 27J 3 L son,
generalmente (no siempre), provenientes de China.
El portavoz del Ministerio Exterior de chino, Hong Lei, dijo
"El gobierno de China está promoviendo activamente la cooperación en la
lucha contra las mercancías falsificadas, con autoridades importantes de
otros países y tales esfuerzos son bienvenidos."
Como parte de la investigación del comité del Senado
norteamericano, los legisladores pidieron a la Government Accountability
Office (Oficina de rendición de Cuentas del Gobierno) que comprara
partes de armas de las empresas chinas (partes que las empresas
estadounidenses de armas a veces compran) para ver si el gobierno chino
estaba haciendo algo para acabar con el enorme problema. Así la GAO creó
una compañía ficticia para comprar piezas (se especificó que debían ser
nuevas) para el F-15 Eagles, el MV-22 Ospreys y dos submarinos
nucleares. Lo que obtuvieron fueron partes falsificadas.
El problema es potencialmente gravísimo. Desde el 2009, más de
un millón componentes de armas falsos han sido identificados como
provenientes de empresas chinas. Esos componentes forman parte de
sistemas muy complejos, tales como submarinos y aviones de combate.
El tema no deja de tener un costado irrisorio. Si lo dicho es
verdad, las empresas de armas estadounidenses compran componentes
electrónicos para sus armas a China sin demasiados controles. En tanto
el Senado americano espera que el problema lo solucione Pekín…
Pero la cuestión no termina allí, de hecho podría tener giros mucho más dramáticos.
Richard Clarke es el ex zar de la lucha contra el terrorismo de Estados
Unidos. Se retiró después de largos años de servicio y actualmente
dirige su propia empresa de seguridad informática, para ponerle un
nombre modesto. Clarke afirma que todos los productos electrónicos
fabricados en China bien podrían tener trampillas, “puertas” ocultas que
permitirían al malware chino infectar los sistemas estadounidenses que
contienen esos componentes. El malware podría hacer todo, desde
controlar un dispositivo para hacerse cargo de determinado sistema para
desactivarlo hasta robar secretos del mismo.
Si esto resultara ser cierto los portaaviones y aviones estadounidenses
podrían ser paralizados totalmente justo en el momento en que
estuvieran estacionados en el Estrecho de Taiwán y una salva de misiles
contra buque chinos estuviera volando hacia ellos. Y esa es sólo una de
las posibilidades. China podría estar robando información tecnológica,
financiera y militar estadounidense en cantidades inimaginables.
Potencialmente hasta podría provocar un desastre financiero, por dar un
ejemplo, manipulando algunos datos.
Pintar este panorama apocalíptico podría ser una estrategia de Clarke
para promover los servicios de su empresa. Pero hay quienes recuerdan
que fue este hombre quien predijo una acción dramática de Al Qaeda en
Estados Unidos de Norteamérica, poco antes de que tuviera lugar el
atentado del 11 de septiembre del 2001.
No hay pruebas de que las afirmaciones de Clarke tengan otro sustento
que no sea el hipotético. De hecho cuando publicamos la nota sobre el
F-35 y el espionaje chino recibimos comentarios en el sentido de que
bien podría tratarse de una historia inventada para justificar las
demoras en el programa. Algunas afirmaciones de los americanos podrían
tener la intención de perjudicar a la industria china. Es muy ingenuo
por parte de las empresas militares estadounidenses no hacer controles
sobre los componentes chinos, si es que eso es cierto.
Todo queda en el plano especulativo y solamente la investigación del
Senado habría aportado datos concretos. Por lo dicho, no nos
apresuraremos a sacar conclusiones. El tema es apasionante y seguiremos
investigando. Pero algo es cierto, en el mundo globalizado las fronteras
se volvieron difusas. El enemigo, chino u occidental, podría estar
escondido en cualquier parte, en cualquier computadora. En cualquiera.
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