Debido a las elecciones en Estados Unidos y a la transición del poder
en Rusia (de Dmitri Medvédev al recientemente elegido Vladímir Putin),
2012 "no es, obviamente, el año en que lograremos un avance" en el plan
de despliegue de misiles interceptores estadounidenses
en Europa. Así lo dijo el asesor adjunto de Seguridad Nacional de la
Casa Blanca, Ben Rhodes, comentando declaraciones casuales del
presidente Barack Obama.
Horas antes, en una grabación casual, el presidente de EE. UU. había
prometido al mandatario ruso, Dmitri Medvédev, que tendrá "más
flexibilidad" sobre el polémico sistema antimisiles en Europa, un proyecto que preocupa mucho a Rusia, si es reelecto en los comicios de noviembre. Obama hizo esta declaración durante la Cumbre de Seguridad Nuclear celebrada en Seúl, capital de Corea del Sur, sin darse cuenta que su micrófono estaba abierto.
Las dos declaraciones significan que, mientras los dispositivos
militares de EE.UU. se van instalando en Europa, Washington busca
aplazar el diálogo con Rusia para al menos 2013. Además, la prometida
"flexibilidad" podría transformarse en un hecho solo si Obama es
reelegido.
Consultas técnicas en vez de negociaciones a plena potencia
La portavoz del Departamento de Estado de EE.UU., Victoria Nuland, dijo
que Washington intenta mostrar a Rusia que está listo para negociar y
se prevén consultas técnicas entre expertos de ambos países para
"acercar posiciones".
Así, no habrá negociaciones entre políticos, sino encuentros de especialistas en misiles y misiles interceptores.
EE. UU. había informado que, para bajar el nivel de preocupación de Rusia, estaba dispuesto a suministrar algunos datos secretos
sobre su sistema de defensa, pero el Congreso lo prohibió, tras
criticar a la iniciativa con dureza, y la calificó como una amenaza para
la seguridad nacional.
El Congreso "bloqueará todas las tentativas de debilitar la defensa
antimisiles de EE. UU.", dijo el congresista republicano y miembro del
Subcomité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes, Mike
Turner. "Mis colegas y yo no permitiremos comerciar la defensa
antimisiles de EE. UU. a Rusia o a algún otro país", agregó.
En el ámbito de las tensiones acerca del escudo, Rusia todavía se
muestra dispuesta al diálogo y exhorta a buscar la solución del
problema. "Todavía tenemos tiempo para negociar y llegar a una decisión
equilibrada", aseguró el presidente Medvédev, agregando que "el diálogo
sobre todos los aspectos relacionados con la defensa antimisiles
instalada en Europa puede ser más activo".
Las divergencias entre Moscú y Washington se refieren a la estructura
del sistema antimisiles que se despliega en varios estados europeos.
Rusia quiere participar en el sistema y pide garantías jurídicas de que
el sistema no está dirigido en su contra. La contraparte estadounidense,
en cambio, se niega a satisfacer esa petición. En respuesta, a fines de
noviembre pasado el presidente Medvédev precisó el complejo de medidas
políticas y militares contra la expansión del escudo estadounidense. Y según las últimas declaraciones desde EE. UU., la cuestión podría seguir pendiente.
Fuente RT noticias
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