martes, 8 de noviembre de 2011

El sargento Moya del ejercito español que fue abatido en afganistan fue alcanzado por un francotirador experto afgano



Fue un francotirador bien preparado y con un buen arma. Es la conclusión de expertos militares en armamento de precisión ante las dudas surgidas tras el último ataque a militares españoles, en el que falleció un sargento primero. Se trata del primer militar español abatido en Afganistán por herida de bala –si no se tienen en cuenta los dos guardias civiles asesinados por un conductor infiltrado, en agosto de 2010-.


El Ministerio de Defensa ha informado de sus primeras pesquisas sobre el ataque, indicando que el disparo de “arma ligera” partió de una distancia de entre 600 y 800 metros y que, por mala fortuna, alcanzó al sargento primero en una de las escasas zonas del tórax que dejan expuestas los chalecos antifragmento reglamentarios del Ejército español.


Sin embargo, la versión ha despertado muchas dudas entre los militares españoles. Algunos de ellos, expertos en armamento y con experiencia de combate como tirador selecto, cuestionan que los disparos puedan haberse producido por rifles de asalto ligeros tipo Kalashnikov.


“O es el mejor tirador del mundo o es que ha tenido la mayor suerte del mundo. El AK-47 tiene una distancia de alcance efectivo de 450 metros, y con las mejores condiciones climáticas. El sargento primero Joaquín Moya se encontraba a unos 700 metros del lugar de la posición del tirador enemigo”.


En su opinión, como expertos en la materia, el disparo mortal debió salir por necesidad de un arma capacitada para tiro a larga distancia, con mira telescópica. “Resulta llamativo que el compañero abatido fuera el de mayor rango de todos los que había allí. Parece que quien le disparó se tomó su tiempo para elegir el objetivo”.


Estas mismas fuentes confirman a El Confidencial Digital que las fuerzas aliadas en Afganistán –sobre todo británicos, canadienses y americanos- han ido experimentando un aumento de bajas en sus filas producidas por disparos de francotirador.


Informes del Ministerio de Defensa británico incluso han llegado a equiparar la amenaza de los IED –minas- con el de los tiradores de precisión talibanes. “Son buenos. Algunos muy buenos, con experiencia en otras guerras. En junio, un francotirador mató a dos soldados británicos con una sola bala disparada con un viejo fusil Enfield de la década de los 60”. Aseguran estas fuentes.


El temible Barret
El peor de los presagios de los militares españoles consultados por ECD es que, tras las pruebas balísticas pertinentes, se determine que el disparo se realizó con un rifle de calibre 50 (12,7 milímetros).


“En mayo de 2010, los talibanes atacaron a una patrulla de militares noruegos en una zona cercana a donde fue abatido el sargento primero Moya. En esa emboscado consiguieron hacerse con varias armas, entre ellos dos fusiles Barret M82A1. Una de las armas más precisas y con mayor alcance del mundo”.


Desde entonces, los mandos españoles han temido que la insurgencia aprendiese a utilizar esos rifles y a usarlos contra las tropas de la ISAF. Según las fuentes consultadas, estas armas son “extremadamente difíciles en cuanto a aprendizaje”. Pero bien usadas pueden ser letales. “Un tirador de élite canadiense, destinado en Afganistán, batió con el Barret el record mundial al matar a un blanco situado a casi dos kilómetros y medio de distancia” añaden.


Las fuentes consultadas asumen que si llegase a confirmarse que el disparo se realizó con uno de estos rifles –o un modelo de similares características-, “no bastarían las medidas defensivas”.


“Quienes más bajas han sufrido por disparos de francotirador han sido los americanos e ingleses. Ambos tienes desplegados en Afganistán equipos especiales –los SAS británicos y los Marine Recons estadounidenses- entrenados específicamente para eliminar francotiradores enemigos. España debería tomar ejemplo” concluyen.


Fuente: http://www.elconfidencialdigital.com

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